Pachuca y Conejo se coronan en Monterrey

final

Monterrey, Nuevo León.- Oscar Pérez apareció corriendo eufórico, con la emoción reflejada en su rostro que dejaba escapar unas lágrimas, sorprendido y feliz por la forma en la que Pachuca se coronó en la cancha de Monterrey tras igualar 1-1 (2-1 global), resultado que le permitió alcanzar su segundo trofeo de Liga a sus 43 años.

Y el Conejo tenía razón de sobra para vivir de esa manera el festejo, porque durante el tiempo regular dio una actuación que muchos jóvenes de 25 años quisieran haber podido alcanzar en una serie por el título. Anoche Pérez engrandeció sus 170 centímetros de estatura para atajar casi todo lo que la ofensiva rayada le lanzó.

El veterano guardameta tuvo reflejos para desviar pelotas enviadas por Walter Ayoiví, Dorlan Pabón y Rogelio Funes Mori, de manera espectacular y hasta milagrosa, incluso lanzándose a los pies de Funes Mori, sobre la línea de meta, para evitar el empate global. Oscar tuvo incluso la fortuna de ver cómo Edwin Cardona fallaba un penal en la primera etapa.

Fue al 36 cuando no fue superado por única ocasión por un violento disparo cruzado de Dorlan, mismo que pasó entre muchas piernas, situación que le restó visión y le evitó llegar al balón. Con  el 1-1 global llegó el descanso, con los tuzos con vida gracias a El Conejo.

Para el segundo tiempo la tónica no cambió y Monterrey controló la pelota, encontrando incluso al 75 una expulsión de su rival, luego de que Aquivaldo Mosquera derribara fuera del área a Pabón. Parecía que Pachuca estaba acabado. Pero no, si bien los rayados tuvieron el balón, no pudieron reflejarlo en el marcador.

Fue en los últimos segundos del compromiso cuando la impresionante actuación de Oscar Pérez cobró aún mayor relevancia, porque al 92, en un despiste de la zaga local, Víctor Guzmán le ganó la pelota a Edgar Castillo para rematar de cabeza y dejar en la lona a Monterrey, club al que no le quedó más que ver cómo festejaba el cuadro hidalguense su sexto título en la historia.

Tras el silbatazo final nadie en Pachuca dudó que su veterano guardameta había sido el héroe, y por eso todos fueron a buscarlo, para abrazarlo, mientras el arquero de 43 años lloraba como un niño, con las emociones a tope, tras conseguir un trofeo más, cuando muchos ya lo veían retirado.

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