Jalisco. México, 19 de febrero de 2025 ::: Atlas firmó una de sus peores actuaciones en lo que va del Clausura
2025 al ser goleado 4-0 por Necaxa en el estadio Jalisco, en un partido donde la zaga rojinegra rozó lo vergonzoso. No solo se trató de una derrota, sino de un desplome absoluto en el sector defensivo, con errores garrafales que facilitaron el festín de los Rayos.
Desde el inicio, la fragilidad de la zaga atlista fue evidente. Necaxa no necesitó hacer maravillas para perforar la portería de Camilo Vargas, quien, pese a sus esfuerzos, no pudo evitar la debacle. La primera muestra de la calamidad defensiva llegó al minuto 22, cuando Diber Cambindo se encontró con un regalo cortesía de Gaddi Aguirre, quien exhibió una pésima marcación. Lo mismo ocurrió en el segundo tanto, obra de Agustín Palavecino al 42', con Aguirre otra vez como el protagonista de un error imperdonable.
Si alguien pensaba que el entretiempo serviría para corregir, la segunda mitad demostró todo lo contrario. Al 70', Arturo Palma, quien recién había ingresado, anotó el tercer gol de los Rayos, dejando en claro que cualquier delantero con algo de picardía podía hacerle daño a este Atlas desastroso. Pero el colmo llegó al minuto 90, cuando Martín Nervo midió mal un balón largo de más de 60 metros, permitiendo que Tomás Badaloni se enfilara sin problemas al cuarto gol.
Gonzalo Pineda experimentó con su defensa y terminó pagándolo caro. Dejar a Matheus Doria en la banca y confiar en Gaddi Aguirre y Adrián Mora fue un error estratégico que Atlas jamás pudo solventar. No hubo liderazgo, no hubo orden y, sobre todo, no hubo respuesta.
La humillación es total. Atlas no solo perdió, fue exhibido en su propia casa con una de las peores actuaciones defensivas que se recuerden. Lejos quedó la reacción mostrada el partido pasado ante Puebla, esa fiereza y entusiasmo jamás apareció.
Ahora, con solo siete puntos en la tabla general y lejos de puestos de liguilla, para el Atlas, su próximo duelo ante Santos Laguna luce como una oportunidad para limpiar la imagen, pero con una defensa tan endeble, cualquier rival parece una amenaza.