La FIFA anunció que creó un Fondo del Legado de la Copa del Mundo para Brasil, dotado de 100 millones de dólares, para financiar instalaciones deportivas, programas de fútbol para niños y niñas, y proyectos médicos y sanitarios.
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, prometió hace dos años devolver parte de los ingresos del Mundial para crear programas comunitarios en el país anfitrión, que gastó unos 15.000 millones de dólares para organizar el campeonato del año pasado.
Brasil también organizará los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, a un costo de unos 15.000 millones.
La FIFA, una organización sin fines de lucro con sede en Suiza, generó unos 4.000 millones de dólares en ventas relacionadas con el Mundial de 2014. Esa cifra podría alcanzar los 5.000 millones para el Mundial de 2018 en Rusia.
Un análisis este mes reveló que Brasil gastó unos 3.000 millones en construir y remodelar estadios, de los cuales 90% fueron fondos públicos. El ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva había prometido que todos los estadios serían financiados con dinero privado.
Funcionarios del gobierno admitieron que los feriados otorgados por el Mundial tuvieron que ver con la recesión que afectó al país a fines del año pasado.
Cuatro de los 12 estadios del Mundial están destinados a convertirse en elefantes blancos, ya que no cuenta con equipos importantes como para ser utilizados para partidos de fútbol. Algunos han sido utilizados para bodas y hasta cumpleaños para generar ingresos.
El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, José María Marín, dijo que parte del dinero otorgado por la FIFA será utilizado para financiar problemas en los 15 estados donde el fútbol no tiene tanto dinero.