Durante los 39 minutos del primer set, Muguruza jugó con intensidad, agresividad, y desparpajo en una jornada que amaneció lluviosa y en la que una escuadra de seis aviones sobrevoló las instalaciones de Melbourne Park como parte de los actos para la celebración del Abierto de Australia.
Una voz surgió desde el graderío gritando "vamos Serena usa el efecto", y quizás los oídos de Serena se abrieron y escucharon ese consejo, porque hasta entonces, en el duelo de golpes planos entre ambas, prevalecía el de Garbiñe.
Luego, la estadounidense buscó entre las gradas al avispado aficionado y le agradeció esa recomendación. "Muchas gracias, aquí hay entrenadores por todos lados, agradezco al público desde el fondo de mi corazón todo su apoyo", dijo.
Ganado ese primer parcial, Garbiñe perdió su opción porque no jugó después con la misma intensidad y dejó que Serena tomase la iniciativa y le empatase. Además, cometió un error que luego le costaría muy caro.
Dominaba 1-0 en el tercero la española, cuando en el siguiente falló una fácil volea de derecha que salió tres metros al fondo en el primero de los seis puntos de rotura que disfrutó, y que le hubiera supuesto colocarse por delante 2-0. Serena se hizo con ese juego después de 13 minutos de lucha.
Después, Serena tomó el mando, gritó, rugió, se mostró como una pantera en la red, y conectó 17 saques directos, mientras Garbiñe acumulaba error tras error. Muguruza, que había ganado a Serena el año pasado en París a fuerza de agresividad, cedía de nuevo contra la estadounidense como le sucedió en estas mismas pistas hace dos años, víctima de sus errores, 35, los mismos que Serena, pero la americana sumó 41 golpes ganadores, por 29 de Garbiñe.
Serena se medirá en cuartos con Cibulkova, que un año más parece dispuesta a repetir su mejor hazaña en el circuito. La pequeña eslovaca derrotó a la bielorrusa Victoria Azarenka, sin preclasificación en esta edición, pero ganadora en 2012 y 2013.