Dilapidó los más de 100 millones de dólares que ganó jugando en la liga de básquetbol de Estados Unidos y ahora se gana la vida en la casa de café.
El ex basquetbolista Vin Baker perdió en los últimos años los 100 millones de
dólares que ganó a lo largo de las 13 temporada en las que brilló en la NBA y ahora se gana la vida como empleado de Starbucks.
Baker utilizó la camiseta de los Bucks, Sonics, Celtics, Knicks, Rockets y Clippers, pero tras dejar la actividad profesional sus problemas de alcoholismo y una serie de malas inversiones los dejaron en bancarrota.
"En esta compañía hay oportunidades para todo el mundo", dijo Baker.
"En esta compañía hay oportunidades para todo el mundo. Mantengo una situación excelente aquí en Starbucks y la gente es maravillosa", manifestó el retirado ala-pivot que también formó parte del Dream Team del año 2000, quien obtuvo el trabajo gracias a la buena relación que mantiene con el ex propietario de los Seattle Sonics y vigente dueño de la cadena.
Ahora, detrás de un mostrador de un Starbucks, asegura estar en el camino de la redención. Su historia fue dada a conocer por el periodista Kevin McNamara, del diario local Providence Journal y retomada por el sitio Bleacher Report.
“Fui un alcohólico, perdí una fortuna, tenía un gran talento y lo perdí. La gente que me ve piensa 'wow'. Para mí, tengo 43 años y cuatro hijos, tengo que juntar las piezas.”, dijo McNamara, según el sitio.
Baker se mudó a la pequeña localidad de North Kingstown en Rhode Island, donde actualmente trabaja como barista, además logró la sobriedad y se convirtió en pastor de una iglesia.
“Tengo que tomar acción y mostrar que uno puede recuperarse. Si uso mi notoriedad en la manera correcta, la mayoría de las personas apreciará a este chico que solo está intentando reconstruir su vida”.
Baker se está capacitando para convertirse en un administrador de tiempo completo de la sucursal de Starbucks de North Kingstown. Su oportunidad en la cadena de cafeterías llegó gracias al CEO de la compañía, Howard Schutlz, que fue dueño de los Seattle SuperSonics, equipo en que jugaba.
“Starbucks atrae a muchos clientes una y otra vez, muchos de ellos ya me conocen”, señaló.
Y aunque espera más adelante recibir una llamada de la NBA que le permita ser entrenador de un equipo, ahora asegura estar satisfecho dominando en la cancha de la cafeína.