El relevo de la antorcha de los Juegos de Río de Janeiro 2016 inició ayer en Brasilia, tras la llegada al país sudamericano del fuego de Olimpia, en un ambiente de profunda crisis política que podría provocar la caída del actual gobierno.
El fuego de la ciudad griega de Olimpia llegó en una antorcha al Palacio del Planalto, sede del Ejecutivo brasileño, en un vuelo procedente de Ginebra, Suiza, que aterrizó alrededor de las 07:30 horas locales en Brasilia.
La presidenta brasileña Dilma Rousseff, que podría ser apartada del cargo la próxima semana si el Senado aprueba la apertura de su juicio político, fue la encargada de encender la antorcha de Río 2016 con una pira olímpica instalada a las puertas del Palacio del Planalto y que tardó más de la cuenta en encender.
“La emoción de este día quedará marcada en nuestra memoria, corazón y en la historia de nuestro país”, dijo en su discurso la mandataria, que aseguró que “Brasil está preparado para realizar la edición mejor organizada de los Juegos Olímpicos”.
Además,Rousseff garantizó que “Brasil está plenamente preparado para proporcionar seguridad” a los visitantes y atletas, y subrayó que “el pueblo brasileño será el mejor anfitrión de las Olimpiadas”.
Tras el encendido de la antorcha, la exjugadora de voleibol Fabiana Claudino, oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y Londres 2012, fue la encargada de iniciar su relevo por todo el país, en un periplo de tres meses que llegará a 330 municipios de todos los estados brasileños e implicará a unas 12 mil personas.
Transmitido en vivo por la televisión, las primeras etapas del relevo de la antorcha involucraron a personalidades deportivas y sociales brasileñas como el surfista Gabriel Medina y el maratoniano VanderleiCordeiro de Lima, bronce en Atenas 2004, tras ser perjudicado por un extremista religioso cuando lideraba la carrera.
El relevo de la antorcha en Brasilia estuvo marcado por protestas de pequeño porte y de tinte político, con carteles a favor y contra el juicio político contra Rousseff, que el Ejecutivo y parte de la sociedad consideran un “golpe” para apartar al Partido de los Trabajadores (PT) del poder sin el aval de las urnas.