Consciente de que la lesión en la espalda aún lo tiene lejos de su mejor nivel, el tenista suizo Roger Federer optó por cancelar su participación en Roland Garros y con ello, frenó una racha de 65 actuaciones consecutivas en Grand Slams.
Por primera vez desde el Abierto de Estados Unidos 1999, el máximo ganador de Majors en la historia de la Era Abierta no estará inscrito en la gráfica de una competencia de este calibre, situación que ya se barajaba, porque la molestia en la espalda mermó gran parte de su gira sobre arcilla.
Sin embargo, quedaba la esperanza de verlo luchar por la Copa de los Mosqueteros, porque la víspera sostuvo una práctica en la Cancha 1 durante 20 minutos; fue un peloteo breve con su entrenador croata IvanLjubicic, que fue interrumpido por la lluvia.
Ayer, “su Majestad” anunció a través de su portal oficial que prefería no tomar “un riesgo innecesario” y pospuso su reencuentro con la imponente “PhilippeChatrier” hasta la temporada siguiente.
“Lamento anunciar que tomé la decisión de no jugar el Abierto de Francia de este año. He estado haciendo progresos constantes con mi salud en general, pero aún no estoy al 100 por ciento y siento que podría estar tomando un riesgo innecesario al jugar este evento antes de que en verdad esté listo”, explicó.
El exlíder del circuito admitió que le costó mucho tomar esta decisión, pero consideró que se trata de una baja favorable no sólo para cumplir con el resto de su calendario, sino también para prolongar un poco más su exitosa carrera.
“Sigo tan motivado y emocionado como nunca y mi plan es lograr el máximo nivel para la gira sobre césped. Lo siento por mis seguidores en París, pero trataré de regresar a Roland Garros en 2017”, señaló el actual número tres del escalafón mundial, de 34 años de edad.
La ausencia del oriundo de Basilea favorecerá al español Rafael Nadal, quien heredará el cuarto lugar de la preclasificación y así evitará que rivales como el serbio Novak Djokovic o el británico Andy Murray se crucen en su camino antes de semifinales.