BUENOS AIRES, 5 de julio - El coronavirus enfermó a millas y arrasó con la economía, pero lo que más les dolió a muchos argentinos fue no poder ver o jugar fútbol, que en el país sudamericano es tan importante como el asado o los amigos.
Agobiado tras meses sin fútbol por el aislamiento social, un grupo de amigos de Pergamino, una ciudad situada en el corazón agrícola de Argentina, ideó una forma de jugarlo en canchas reducidas sin descuidar la salud.
Con zonas demarcadas sobre el césped sintético para cada jugador, nadie puede violar la distancia social respecto de compañeros y rivales. Los tapabocas ayudan a evitar contagios mientras los jugadores recuperan parte de su antigua libertad.
"Esto está pensado para dos equipos de cinco jugadores que hacen actividad recreativa con distanciamiento sin posibilidad de tocar, sin posibilidad de trabar o de empujar, porque el límite lo pueden poner los mismos rectángulos que ocupan cada equipo", dijo a Reuters Gustavo Cuiffo, creador del proyecto.
“Son posiciones fijas como un arquero, un defensor, un medio y dos delanteros”, titulados el dueño del club Play Fútbol, donde se puede ver la cancha demarcada que, desde la altura, similar una gran mesa de metegol -conocido como futbolín en otros países-.
Hasta la noche del sábado, Argentina registró 75.376 casos de COVID-19, con 1.481 muertes. El país decretó una estricta cuarentena en marzo, que se mantiene en la capital pero que fue levantada en la mayor parte del territorio, como en Pergamino.
La federación local de fútbol detuvo los campeonatos a mediados de marzo y luego, a fines de abril, dio por finalizadas las temporadas 2019/20, aunque no anunció la reanudación de las nuevas competencias.
"Es la primera vez que pateo en varios meses y te digo sinceramente, estoy emocionado", señaló Gustavo Santapaola, quien participó de un partido en Play Fútbol.