BEIJING, 26 DE MARZO 2024— El expresidente de la Asociación China de Fútbol fue sentenciado a cadena
perpetua en una campaña más amplia para atajar la corrupción en el fútbol.
Los tribunales chinos impusieron el martes penas de entre ocho años de cárcel y cadena perpetua a funcionarios de los programas deportivos controlados por el Partido Comunista acusados de aceptar sobornos y cometer otros delitos financieros.
Chen Xuyuan, expresidente de la Asociación China de Fútbol (CFA, por sus siglas en inglés), fue condenado a cadena perpetua por ayudar a amañar partidos y utilizar sus distintos cargos para cometer delitos financieros, según reportó la prensa estatal.
Entre los altos cargos condenados a prisión por aceptar sobornos estaban el exdirector de la Asociación Nacional de Atletismo, Hong Chen, que fue sentenciado a 13 años; el ex alto cargo de la CFA Chen Yongliang (14 años) y Dong Zheng, ex director general de la empresa de la Superliga de la CFA (8 años).
La liga está respaldada en su mayoría por empresas inmobiliarias que se han endeudado en exceso y no pueden entregar las viviendas finalizadas ni saldar los préstamos.
Los pagos a los jugadores que se esperaba que se convirtieran en estrellas en China, y en posibles marcas internacionales, se han desbaratado ante la preocupación por las finanzas de esas empresas en la segunda mayor economía del mundo.
Las ligas de fútbol chinas lleven tiempo luchando contra la corrupción y la inestabilidad financiera, mientras que las selecciones nacionales masculina y femenina languidecen en el plano internacional a pesar de sus éxitos anteriores.
La corrupción en el deporte está vinculada principalmente a los pagos a jugadores y árbitros para lograr unos resultados que beneficien a los sindicatos del juego.
También se reportaron pagos para conceder puestos a jugadores en concentraciones de grandes clubes, incluyendo la selección nacional masculina, que está en la 88va posición de la clasificación de la FIFA. La femenina ocupa el 19no puesto.
El presidente del país, Xi Jinping, había anunciado sus planes para convertir al país en una superpotencia del fútbol gracias a la inscripción de niños en academias de nueva creación y a la construcción de miles de campos nuevos.
La ralentización de la economía y la implicación del gobierno en el deporte, la cultura y la empresa privada han lastrado el posible éxito de esos objetivos.