Cronicas Taurinas 22-01-2014

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Amigos, les comento que en la decimocuarta corrida del serial mayor en La Plaza México, el pasado domingo 19, con tarde fría, airosa y con mejor entrada que las semanas anteriores, aunque se esperaba mayor asistencia (quizá el frío influyó para que no se poblaran los tendidos) pero no fue lo deseado, si recordamos el lleno en el

numerado del pasado 1 de diciembre que lograron tres toreros mexicanos, dos de ellos también en el cartel, Arturo Saldívar y Diego Silveti, en esta ocasión, alternando con Juan Pablo Sánchez, que por orden de antigüedad de alternativa fue el primer espada, seguido por Saldívar y Silveti.

Había gran expectación por ver los toros de encaste español de la ganadería de La Joya que, aunque bien presentados y con una arboladura de respeto, en su mayoría fueron débiles y a algunos apenas si les partieron el pelo en el puyazo. El cuarto de la tarde, que correspondió a J.P. Sánchez, tuvo que ser apuntillado en el ruedo ya que caía constantemente y en el último derrumbe, no se consiguió levantarlo. El médico veterinario de la plaza, Javier García de la Peña, informó: “El astado se lesionó la articulación del codo en el embroque con el caballo, un accidente que le puede pasar a cualquiera, incluyendo a un atleta, como lo es un toro”. Escuchaba a mis espaldas a un grupo de jóvenes gritar “cobarde” al puntillero a la hora de oficiar en el cachetazo final y después chiflar molestos por tan penoso momento, me acerqué a preguntarles desde cuándo acudían a las corridas y qué les parecía el festejo, me dijeron que era la primera vez que iban, que les gustó mucho el ambiente pero ver en esas condiciones al toro les dio tristeza y coraje, pues les parecía artero que lo mataran estando tirado en la arena porque no se podía defender, les comenté que probablemente se había lastimado (aún no se sabía el dictamen médico), a lo que contestaron: “No ha sido el único en caer -¿Qué pedirían ustedes? -Qué sean bravos y fuertes, así no darían compasión sino temor- ¿Regresarán? -Si salen como los de Saldívar y el último de Silveti, ¡Claro que sí!” respondieron entusiasmados y vaya que lo demostraron, estaban eufóricos con el 5º y 6º de la tarde, que fueron bravos, nobles y recargaron en la cabalgadura.

El 5º de nombre “Amoroso” le tocó en suerte a Arturo Saldívar, quien entendió y aprovecho a cabalidad la alegría, el recorrido, la fijeza y prontitud del burel. Inició en los medios con un cambiado por la espalda, el toro se arrancó de largo y él se quedó más quieto que un poste; logró tandas derechistas, naturales y muletazos en redondo largos y templados, terminó con una serie de bernardinas ajustadísimas, una con un cambio en la cara del toro ¡Escalofriante! Se tiró por derecho pinchando arriba, volvió a estoquear, dejando media desprendida y un tanto trasera, aumentó la petición y el juez Gilberto Ruiz Torres, le otorgó una oreja que paseó dando la vuelta al redondel en medio de ovaciones y el reconocimiento de la afición. El castaño mereció el honor del arrastre lento y Saldívar le aplaudió fuerte en tributo a sus virtudes. El viento molestó mucho en su faena pero Arturo estuvo por encima de ¡TODO! En su primero el público lo sacó a saludar en el tercio con gran fuerza e incluso le pedían diera la vuelta al albero pero él se negó por no haber podido cortar la oreja, lo que nos habla del pundonor y valía de este gran torero orgullosamente mexicano.

El 6º “Cantaclaro” fue para Diego Silveti, de pinta jabonero sucio, cornalón y enmorrillado, gustó mucho a los espectadores que aplaudieron su salida; fue fijo, claro, noble con recorrido, codicia, obediente y con transmisión, Diego, dispuesto, logró tandas aseadas realizando todo con ortodoxia pero parece faltarle algo, pues la gente le exigía más y empezó a gritar ¡Toro! ¡Toro! al sentir que no redondeaba la faena ni aprovechaba del todo las bondades del burel. Lo preparó para la suerte final con bernardinas ajustadas. Se tiró con decisión cayendo la espada baja, perdiendo toda posibilidad de trofeos. Merecidísimo arrastre lento al bello “Cantaclaro” que junto con su hermano “Amoroso” salvaron el honor de la divisa.

Juan Pablo Sánchez estuvo en torero pundonoroso toda la tarde, exponiendo en su primero, logró muletazos impensables, después de un arrimón terminó con éste y saludó en el tercio con fuerza; el 2º de su lote se derrumbó junto con su esperanza y optó por regalar otro de la ganadería de Vistahermosa que también fue débil y no se prestó para el lucimiento. Una pena, porque sabemos de su oficio, arte y temple y, en cuanto un toro le embista un poco, hará vibrar a la afición y los cimientos de La México.

Si bien el 1º y el 2º de la tarde tuvieron transmisión; fue gracias a la voluntad, firmeza y paciencia de los hidrocálidos, Sánchez y Saldívar, que nos permitieron apreciar la entrega de un toro ante el mando de una mano que domina, con un público atento a lo que ocurría en el ruedo, que emocionado por la catadura, el peligro a pesar de la falta de fuerza de los de La Joya y el arrojo de los diestros, coreaba fuertes ¡Oleeés! A los inimaginables muletazos que lograron y a las meritorias tandas que les arrancaron, poniéndose en ese sitio, donde solo se quedan quienes están dispuestos a salir por la puerta grande o por la de la enfermería!            

Por: Magui Mendoza This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.@Maguitaurina

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