Cuando hablamos de la democracia, por ejemplo, en América, sabemos por la serie de sucesos que se viven
en el continente, que, de algún modo, el peligro de socavarla ahí está.
En los EEUU, la amenaza de que Donald Trump regrese a gobernar debe preocuparnos, porque habría quedado sin castigo el principal instigador de la toma del Capitolio en Washington, DC.
Sin duda alguna el mirar a la más grande democracia del mundo, desvanecerse en los nubarrones de la ilegalidad promovida por Trump, es de preocupar, entre otras cosas, por el mensaje que se enviaría al resto del mundo, y no es exagerado.
Cada país de América tiene sus propios riesgos, Argentina con la llegada de Javier Milei, no presagia nada positivo, a pesar de su llegada legal y democrática.
Su ideología de ultraderecha, y su admiración por Trump, avecinan un desastre, en México, el gobierno de López Obrador un ejemplo horrible, y un mensaje nada halagüeño para la democracia.
Nayib Bukele en El Salvador, por muchos aplaudido en su lucha contra la Mara Salvatrucha, de nula tolerancia y la falta de respeto a los derechos humanos de grupos presuntamente delincuenciales.
Bukele pretende un segundo mandato en contradicción con las leyes de su país, y que seguramente ganará, en detrimento de la democracia.
Brasil por el momento parece lejos de los países miembros del Foro de Sao Paulo, ahora Foro Puebla, y por tanto el gigante del sur del continente no aporta peligro para la democracia, aunque pudiere estar bajo la alfombra, con Luiz Inácio Lula da Silva, nada es seguro.
Chile cuyo triunfo de la izquierda encabezada por Gabriel Boric, buscó una nueva constitución para su pueblo y se la votaron en contra.
El elector chileno, demostró madurez y hasta hoy no le han entregado todo a Boric, ha diferencia, por ejemplo, del votante mexicano que le dio todo al señor López Obrador.
Pero esto va más allá de nuestro continente, observar a Europa es también aleccionador, y nos muestra que los peligros de los extremos sean a la derecha o sean a la izquierda, están más latentes que nunca.
Italia optó por la ultraderecha, representada por Sergio Mattarella como presidente y como presidente del Consejo de Ministros, Giorgia Meloni, dos ejemplares políticos de derecha radical.
Y podría seguir ejemplificando de como el mundo se va de un extremo político a otro de símbolo contrario, al final quizás lo que vemos es que ya existe un hartazgo natural en la humanidad acerca de la forma en que se hace la política, promesas falsas, engaños y mucha ausencia de respeto a las leyes.
Los conceptos, legalidad, democracia, civilidad, se han transformado, la mentira es la madre de toda acción, mentir en lo económico, en lo moral, en lo ético, perder la dignidad y la vergüenza social.
La política tendrá que modificarse, tendrá que transformarse o seguiremos en caída libre. Lo que pase en los EEUU, será una pulsión a la democracia o la espiral hacía negros abismos.
Necesita la humanidad un descanso, un respiro, para sentir que la evolución ha válido la pena, la democracia no es perfecta, pero es lo más cercano.
La democracia es la puerta a horizontes de esperanza, las dictaduras han sido la oscuridad y el caos. Pensemos el mundo que queremos. Hasta la próxima.