En el Palacio Nacional, -PN-, el señor presidente una y otra vez les grita a sus asistentes, su enfado cada día crece,
su esposa siempre ausente, con excepciones habita esa fantasmagórica construcción. Sus colaboradores siguen ahí, más para azuzarlo y sacar raja de la situación, conservar sus puestos y privilegios, que por lealtad o para apoyarlo.
El señor presidente lo sabe, desconfía de todos, le irrita todo, ha perdido el apetito, su risa fingida ya no la suelta como antes, ahora él, es en sí, una mueca de dolor.
Cada mañanera es una sacudida el tiempo se agota, le aterra que su protegida, la elegida desde el desafuero, no ganase, el desastre sería mayor, trágico.
Agobiado por la corrupción de sus hijos, la corrupción que el propio presidente ha promovido entre su gabinete familiares y amigos, todos podrían traicionarlo.
Cada discurso, cada evento, son bofetadas que sacuden su rostro, su despiadada alma, su escasa conciencia, está enfermo, no cumplió nada, corrompió a las Fuerzas Armadas.
El Tren Maya no acaba de funcionar correctamente, el Felipe Ángeles es un monumento al fracaso, al fraude, Dos Bocas no funciona y no tiene para cuando.
Cada obra que ha iniciado la ha inaugurado sin acabar, con tres veces elevado su costo, la salud pública es una tragedia, un desastre.
Su gran idea de Bienestar para todos, no ha pasado de ser sólo eso, los hospitales están saturados, no hay camas, no hay quirófanos, no hay medicinas.
La tan llevada mega farmacia, es un chiste mal contado, un desastre, la bodega más grande del mundo, vacía e infuncional, un fraude.
Todo, absolutamente todo se pudre en corrupción, los altos mandos del Ejército y la Marina, se enriquecen exponencialmente y siguen recibiendo tareas.
En sus afanes por romper con el pasado “neoliberal”, ha llegado a situaciones ridículas, es tan enfermiza su obsesión con el pasado, que busca destruir lo realizado en aquellos sexenios.
El señor presidente, henchido de rencor, cólera y ahora miedo, mucho miedo, pierde la poca cabeza que le queda, y explota, revienta contra el mundo, contra su “pueblo”.
Su candidata no levanta, su partido está dividido, no hay unidad, cada quien vela por sus intereses, confiados en que son mayoría en 23 Estados.
El presidente, añora, sueña, desea mayorías absolutas para el 24, en ambas cámaras, en los congresos locales, en no perder la CDMX.
El señor del PN, ha ordenado a los gobernadores de su partido apoyar a Morena y sus candidatos, aún si tuvieran que violar las leyes, el grito fue: desaparezcan, aniquilen a la oposición.
Cada senador, diputado federal y los locales, los presidentes municipales del partido del presidente, deben donar una parte de sus salarios, rascarle al presupuesto y desviar recursos, el sabor de la derrota, no lo quiere repetir el señor del PN, pero la derrota. lo persigue.
El final ya es muy cercano, el juego terminará, la amargura y la ira lo confunden, es la hora de los errores y las traiciones, y ya empezaron. Dos grandes empresarios ya se bajaron del barco. Hasta la próxima.
Jesús Corona Osornio
@coronaoso This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Periodista, Psicoanalista, Director de Analítica Lacaniana, autor de El Acento Periodismo. Miembro de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión. con más de 37 años ejerciendo el periodismo en México.