El primer atentado ocurrió cuando un atacante suicida detonó un cinturón cargado de explosivos en la plaza de Adan, una concurrida zona de Kadhimiyah, un barrio de mayoría chiíta en el norte de Bagdad, dejando 18 muertos y 55 heridos.
Poco después un artefacto explosivo estalló cerca de un mercado popular en el barrio chiíta de Husseiniyah, en el noreste de la capital iraquí, matando a dos civiles e hiriendo a otros cuatro, según la cadena qatarí Al Yazira.
Hasta ahora nadie se ha responsabilizado de los ataques, pero este tipos de atentados suicidas son una táctica utilizada a menudo por extremistas sunitas, como el EI, según la policía.
Estos hechos ocurren dos días después del levantamiento del toque de queda nocturno en Bagdad, que duraba cinco horas y estaba vigente desde hace 10 años, a pesar de la constante violencia en el país.
Irak vive desde junio pasado una cruenta lucha contra el EI, que ha proclamado un califato islámico en zonas bajo su control en este país y Siria.
Según cifras de la Misión de las Naciones Unidas en Irak (UNAMI), al menos mil 375 personas murieron y otras dos mil 240 resultaron heridas en actos terroristas y de violencia en el país árabe durante el mes de enero.