Inauguran monumento para recordar a víctimas de Hitler

 

La fábrica de ladrillos situada en las proximidades de Oranienburg, a unos 40 kilómetros al norte de Berlín, fue un ejemplo más de la brutalidad del régimen nazi que perpetró asesinatos selectivos y la explotación despiadada de los prisioneros.

A partir de 1938, los prisioneros del campo de concentración de Sachsenhausen trabajaron a destajo para levantar la fábrica de ladrillos más grande del mundo para que el arquitecto Speer llevara a cabo los gigantescos proyectos arquitectónicos de Hitler.

 “El sitio muestra un ejemplo de la brutalidad de la maquinaria de opresión nazi”, dijo el ministro de Cultura de Brandeburgo, el socialdemócrata Martin Gorholt, durante la inauguración del memorial en el que participaron unos 70 sobrevivientes.

 “Lugares como la fábrica de ladrillos son componentes importantes de la cultura de la memoria contemporánea y de la educación histórico-política”, señaló.

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