Un humo acre invadía las calles donde los bomberos intentaban contener los daños causados por la violencia que se desató el lunes a pocas cuadras del funeral de Freddie Gray, extendiéndose por gran parte de West Baltimore.
Los disturbios, en los que hubo saqueos en tiendas, farmacias y un centro comercial, así como enfrentamientos con policías antidisturbios, fueron los más violentos registrados en Estados Unidos desde los de Ferguson, Misuri, del año pasado.
La policía informó que el lunes hubo 15 oficiales heridos, seis de ellos de gravedad.
La muerte de Gray dio nuevos bríos al malestar ciudadano por el trato policial a los afroamericanos, que explotó el año pasado tras la muerte a manos de la policía de hombres negros desarmados en Ferguson, Nueva York y otras partes.
La violencia pareció sorprender con la guardia baja a los funcionarios y líderes comunitarios de la ciudad, tras una semana de manifestaciones pacíficas en su mayoría por la muerte de Gray el 19 de abril.
El gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, declaró el estado de emergencia el lunes y la Guardia Nacional estaba llegando a la ciudad.
También se impuso una semana de toque de queda en la localidad de mayoría negra desde la noche del martes, con excepciones para emergencias laborales y médicas.