"Debemos estar unidos frente al fenómeno del racismo, denunciarlo y erradicarlo", afirmó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, citado en un comunicado de su gabinete, tras reunirse con principales representantes de esta comunidad durante más de tres horas.
El jefe de gobierno israelí decidió asimismo crear una comisión ministerial para abordar los problemas de integración a los que se enfrentan los israelíes de origen etíope en los ámbitos de la educación, la vivienda, o el empleo.
Por su parte, el presidente Reuven Rivlin admitió "errores" del Estado hebreo de cara a esta comunidad.
Más de sesenta policías y manifestantes resultaron heridos el domingo por la noche, según un nuevo balance de la policía, durante una manifestación que derivó en enfrentamientos.
Los manifestantes lanzaron piedras, botellas, volcaron un coche de policía e intentaron, en vano, atacar locales del Ayuntamiento. La policía montada cargó contra ellos arrojando granadas aturdidoras y cañones de agua.
La manifestación congregó a 10 mil personas según la prensa y unas 3.000 en estimaciones de la policía, tres días después de una marcha en Jerusalén, que también terminó con incidentes cerca de la residencia del primer ministro.
La manifestación había sido convocada en protesta por un video que muestra a dos policías golpeando a un soldado israelí de origen etíope hace una semana en Holon, cerca de Tel Aviv.
El soldado, Damas Pakada, declaró a la radio militar que no había podido participar en la manifestación del domingo por su condición de militar. "Estoy en contra la violencia, pero hay que escuchar la voz de nuestra comunidad", agregó.