La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, reconoció que actuó "tarde" en el escándalo de corrupción que sacude a su hijo, provocando una mala "percepción" que se esfuerza por cambiar con medidas anticorrupción, en una entrevista publicada este jueves por el diario español El País.
El hijo mayor de la mandataria, Sebastián Dávalos Bachelet, y su esposa Natalia Compagnon están siendo investigados por el presunto uso de información privilegiada y tráfico de influencias tras la compra de terrenos que luego se vendieron a mayor precio.
El escándalo provocó la renuncia de Dávalos Bachelet a su cargo en la presidencia y una fuerte caída en la popularidad de su madre. (Lea también: La corrupción en Chile pone a sufrir a Bachelet).
Bachelet, que permaneció de vacaciones cuando estalló el caso, afirma arrepentirse de cómo lo gestionó. "No tuve la dimensión en su momento de lo que estaba pasando por falta de información. Si la hubiera tenido me hubiera vuelto de inmediato.Pero lamentablemente la información que me llegó fue mala, escasa", se defiende.
"El hecho de haber llegado tarde ya había generado una percepción en la ciudadanía. Y eso ya está instalado", afirma, negándose a comparar su situación con la de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, con serios problemas de imagen debido a la corrupción.
Bachelet enfrenta también otro escándalo de financiamiento ilegal de campañas políticas que involucra a dos de los grupos económicos más importantes del país: el grupo Penta y la minera Soquimich.
"Aquí el problema fundamental es el dinero, los negocios y la política.Ya antes de estos casos nosotros mandamos un proyecto de financiamiento público de la política", dice, afirmando desconocer quién puso dinero en su campaña:"No, no tengo idea". Por ley, "ningún candidato sabe cuándo hay empresas que lo financian. Pero nosotros decimos que no es suficiente, hay que prohibir que las empresas entreguen aportes", agrega.
Bachelet ha emprendido varias medidas en un intento de acallar las críticas a su gobierno: el 7 de mayo anunció sorpresivamente haber pedido la renuncia a todo su gabinete y en abril había cambiado el eje de la agenda política anunciando debates para promulgar una nueva Constitución que acabe con la legada por Augusto Pinochet.
En Chile, hay "un cuestionamiento de las instituciones políticas que viene de muy atrás, como médico diría que es una enfermedad crónica reagudizada", afirma.