parejas colgaban en el célebre Pont des Arts.
Esto representa un punto final para las barandas sobrecargadas de cerrojos de todos los tipos y colores. Tampoco habrá llaves lanzadas teatralmente al río.
La pasarela respira, liberada de entre 700,000 y un millón de objetos metálicos, que pesaban en total 45 toneladas. Hace un año, una parte del enrejado de la baranda se cayó, vencida por el peso del amor.
“París debe seguir siendo la capital del amor…Que las parejas sigan declarándose su pasión, pidiéndose matrimonio, quizás en el Pont des Arts. Pero, por favor, no poniendo candados”, exhortó Bruno Julliard, el teniente alcalde de París y gerente de la Dirección de Cultura de la comuna.
Los servicios municipales trabajan desde temprano en el Pont des Arts, cortando con sierras especiales para metales las rejas con candados y cargándolas en camiones.
“Estamos reflexionando sobre los posibles medios de reciclarlos”, dice Julliard, precisando que “no serán tirados”.
La tarea, que obliga a cerrar el puente una semana, permitirá a los turistas “recuperar esta magnífica perspectiva”.
En efecto, el Pont des Arts ofrece una de las más bellas vistas de la capital francesa, con la perspectiva del río, el museo del Louvre y las torres de la catedral Notre Dame.
Las rejas de la baranda serán remplazadas por obras de arte urbano, después serán instalados definitivamente paneles de vidrio en su lugar.