El extraño crucifijo que Evo le regaló al Papa

La cara de sorpresa del Santo Pontífice recibiendo el cristo de Morales fue interpretada como de estufecacción en las redes sociales. Muchos, incluso sostienen que el Papa al ver la cruz le dijo “eso no está bien”.

Pero, aunque a Morales se lo conoce por su postura anticapitalista, este regalo con trascendencia ideológica tenía en realidad una historia muy personal: un sacerdote jesuita asesinado por el régimen militar boliviano en 1980, el padre Luis Espinal, llevaba un crucifijo idéntico.

 
 

Espinal, nacido en España en 1932 y seguidor de la izquierdista teología de la liberación, fue secuestrado el 21 de marzo de 1980 y su cuerpo fue hallado la tarde del día siguiente.

 

Era casi medianoche cuando lo secuestraron en La Paz. Espinal volvía del cine a pie y le faltaba una cuadra para llegar a su casa, pero lo atraparon y lo metieron en un jeep.

 

El sacerdote fue torturado por el régimen conservador boliviano de Luis García Meza. Después arrojaron su cuerpo a una autopista en La Paz.

 

Su asesinato había sido planificado en enero por el propio García Meza.

 

 

Poco después de llegar a Bolivia el miércoles, el papa detuvo su convoy para orar en el lugar donde fue abandonado el sacerdote.

Desde el papamóvil, el papa se dirigió a la multitud allí reunida y les pidió que recordaran a Espinal, al que describió como una víctima de intereses que no querían que luchara por la libertad de Bolivia.

Morales entregó a Francisco otro obsequio con carga política: un ejemplar de "El libro del mar'', sobre cómo Bolivia perdió su salida al mar durante la guerra del Pacífico con Chile en 1879-83. Bolivia trató de renegociar el acceso al Pacífico ante el Tribunal Internacional de Justicia en 2013, y alegó que su pobreza se debe en parte a su carencia de salida al mar. Chile alegó que la corte no tenía jurisdicción porque las fronteras de Bolivia se definieron en un tratado de 1904.

Francisco se refirió a la polémica en un discurso ante autoridades civiles en La Paz, y pidió a los países de la región que mejoren sus relaciones diplomáticas para evitar "los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al diálogo franco y abierto de los problemas, hoy es indispensable''.

"Y estoy pensando acá en el mar'', subrayó. "Diálogo es indispensable. Construir puentes en vez de levantar muros'', añadió Francisco en medio de aplausos.

 

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