“Hay puertas destrozadas y vidrios destruidos del ministerio (de Gobierno) y se ha quemado parte de la embajada alemana”, señaló en un balance el vicepresidente Álvaro García, en una conferencia de prensa.
Varios ministros, mineros y dirigentes civiles de Potosí intentaron establecer un diálogo para solucionar una huelga que cumple 18 días en la ciudad minera, con unos 200,000 habitantes, y que afectó el turismo y el suministro de alimentos.
Durante la protesta, los mineros hicieron detonar fulminantes de dinamita en las afueras del ministerio de Gobierno, ubicado enfrente de la embajada alemana, en el corazón de La Paz.
Centenares de policías antimotines actuaron de inmediato, haciendo uso de gases lacrimógenos, lo que activó choques callejeros por varios minutos.
“Un dinamitazo ha alcanzado las instalaciones de la embajada de Alemania y ya (la unidad policial de) bomberos ha intervenido para sofocar el fuego que se ha encendido en la instalación de la legación diplomática”, dijo el ministro de Gobierno (Interior), Carlos Romero.
El jefe local de la policía, Gary Omonte, dijo por separado que la detención de 40 personas responde a que “habrían cometido los delitos de uso y portación de los artefactos explosivos”.
A pesar de la situación de confrontación, García llamó a negociaciones. “El gobierno no va a cerrar nunca las puertas del diálogo”, sostuvo.
Potosí exige inversiones en obras como un hospital de tercer nivel, una fábrica de cemento y un aeropuerto internacional, estos dos últimos proyectos considerados insostenibles económicamente por el gobierno.
El líder del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), Johnny Lally, antes de abandonar el ministerio de Gobierno y de que se desate la violencia, aseveró que “no hay condiciones” para abrir el diálogo, pues no había -según él- la garantía que el presidente Evo Morales pueda refrendar el acuerdo final.