Papa: rechazar “actitud hostil” en migración


Sus primeras palabras fueron de agradecimiento por la invitación para que se dirigiera a la sesión conjunta del Congreso estadounidense en la "tierra de los libres y valerosos".
"Me gustaría pensar que la razón de esta invitación es que de alguna manera yo también soy hijo de este gran continente del que todos hemos recibido tanto y para el que tenemos una responsabilidad común", dijo el papa.
Ante los legisladores y los invitados, el papa Francisco señaló que cualquier país tiene una misión y una responsabilidad social y que los miembros del Congreso de Estados Unidos están llamados a defender y preservar la dignidad de todos los ciudadanos, en busca del bien común.
"Ésta es la tarea más alta de la política. Una sociedad política se sostiene cuando busca satisfacer las necesidades comunes estimulando el crecimiento de todos sus miembros, especialmente de aquéllos que se encuentran en estado de vulnerabilidad y peligro", subrayó el papa Bergoglio.
Subrayó la labor de miles de personas que a través del trabajo voluntario comparten sus experiencias y siguen trabajando por la construcción de la patria.
Francisco manifestó también su deseo de dialogar con los jóvenes que luchan por alcanzar altas aspiraciones y que se enfrentan a grandes dificultades.
El papa pronunció un mensaje en el que utilizó como referencia a cuatro personalidades de la historia estadounidense, el ex presidente Abraham Lincoln, el Premio Nobel de la paz Martin Luther King, la fundadora del Movimiento de Trabajadores Católicos, Dorothy Day, y el monje cisterciense Thomas Merton.

CONDENA EL EXTREMISMO RELIGIOSO

Jorge Mario Bergoglio aludió a la violencia, uno de los temas centrales de su discurso, y refiriéndose al presidente Lincoln y a su ejemplo, hizo un llamado a luchar por el bien común, con espíritu de solidaridad.

Instó a pensar en la situación política del mundo de hoy, en el que se sufre de "violentos conflictos, de odios y atrocidades brutales, cometidos incluso en el nombre de Dios y de la religión".

El papa enfatizó entonces que no hay ninguna religión que se vea inmune a los fanatismos o al extremismo.

Destacó que hay un delicado equilibrio entre el combate a la violencia que se da en nombre de la religión o de una ideología o sistema económico y la necesidad de preservar la libertad religiosa e intelectual.

Alertó sobre la tentación de caer en "el reduccionismo simplista que sólo ve el bien y el mal y eso solamente llena de soberbia al pecador. Debemos pensar en un mundo lleno de heridas abiertas. Tenemos que confrontar toda forma de polarización que dividiría al mundo en lo bueno y en lo malo".

LLAMÓ A BUSCAR EL BIEN COMÚN

El papa subrayó que los esfuerzos deben dirigirse a restaurar la esperanza, a corregir las injusticias, a actuar por el bien y a promover el bienestar de todas las personas. Pidió actuar unidos, en espíritu de fraternidad y solidaridad, cooperando de manera generosa por el bien común.

"Los desafíos de este momento nos piden que busquemos este espíritu de cooperación que ha hecho tanto bien en la historia de Estados Unidos La urgencia de estos peligros nos exigen que hagamos uso de nuestros recursos y nuestros talentos para darnos apoyo en respeto de nuestras diferencias y nuestras convicciones de conciencia".

FRANCISCO PIDIÓ ACOGER A LOS INMIGRANTES

Haciendo alusión a Martin Luther King, el papa Francisco manifestó que le alegra que  Estados Unidos siga siendo para muchos la tierra de sueños, de sueños que mueven a la acción, a la participación y al compromiso, "sueños que despiertan lo más profundo de la vida de un pueblo".

Señaló que millones de personas han viajado a Estados Unidos para perseguir su sueño de construir un futuro de libertad y que los pueblos del continente americano "no tienen extranjeros porque la mayoría de nosotros fuimos alguna vez extranjeros".

Y dirigiéndose a todos los presentes enfatizó: "Les digo esto como el hijo de inmigrantes, sabiendo que muchos de ustedes son también descendientes de inmigrantes".

Pidió educar a las nuevas generaciones a no dar la espalda a los vecinos, ya que la construcción de una nación nos llama a reconocer que debemos relacionaros unos con los otros, de manera constante, adoptando una mentalidad de convivencia mutua.

Aludió a la crisis de refugiados que vive Europa actualmente y dijo que una crisis así tiene una magnitud que no se ha visto desde la Segunda Guerra Mundial.

Calificó la crisis de migrantes como un enorme desafío que requiere de muchas decisiones.

Respecto al continente americano, señaló que muchas personas se han desplazado hacia el norte, en busca de mejores oportunidades y pidió no amedrentarse ante esto, sino acercarse a dichas personas, ver sus ojos, escuchar sus historias y responder de la mejor manera a su situación.


"TODA VIDA ES SAGRADA", DIJO AL CONDENAR AL PENA DE MUERTE

"La regla de oro  -continuó el papa- también nos recuerda nuestra responsabilidad de proteger y defender la vida humana en cada etapa de su desarrollo".

Una vez más, el pontífice manifestó su rechazo a la pena de muerte y reiteró que toda vida es sagrada y que la sociedad sólo puede beneficiarse de la rehabilitación de quien ha cometido un crimen.

"Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad solo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito", añadió.

¿POR QUÉ SE VENDEN LAS ARMAS LETALES?

En este punto, el papa se preguntó por qué se venden tantas armas letales, "las que producen tanto sufrimiento al individuo y a la sociedad" y él mismo respondió:
"La triste respuestas es que se hace por dinero, un dinero bañado en sangre, y muchas veces bañado en sangre de los inocentes" y llamó a enfrentar el problema a fin de poner un alto a la venta de armas en el mundo.

LA FAMILIA, BASE DE LA SOCIEDAD

Casi al término de su discurso, el papa Francisco aludió a su próxima visita a Filadelfia, prevista para el 26 de septiembre, en donde presidirá el VIII Encuentro Mundial de las Familias y destacó que la familia ha sido parte esencial en la construcción de Estados Unidos.
"Que Dios bendiga a Estados Unidos de América", concluyó el pontífice, quien fue interrumpido en muchas ocasiones por los aplausos de los presentes.

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