Obama instó a una transición política para reemplazar al presidente sirio y Putin advirtió que sería un error abandonar al gobierno actual.
Los discursos contrarios de Obama y Putin fueron un preámbulo público a la reunión sostendrán en privado la noche del lunes, el primer encuentro cara a cara en casi un año entre ambos. La reunión llega ante el aumento de la presencia militar rusa en Siria.
Obama dijo que estaba abierto a colaborar con Rusia así como Irán para que termine la guerra civil siria.
Pidió una "transición controlada" que resultaría en la salida del presidente sirio Bashar al Asad, cuyas fuerzas se han enfrentado a los rebeldes por más de cuatro años, lo que ha facilitado la entrada del Estado Islámico (EI) y otros grupos extremistas al país.
"Debemos reconocer que no puede haber, tras tanto derramamiento de sangre, tanta carnicería, un regreso a la situación anterior a la guerra", dijo Obama.
Pero Putin pidió al mundo apoyar a Asad, argumentando que su ejército es la única opción viable para derrotar al grupo EI.
"Creemos que es un gran error rechazar la cooperación con las autoridades sirias, con las fuerzas del gobierno, aquellos que luchan valientemente contra el terror frente a frente", dijo Putin.
Las opiniones encontradas de Obama y Putin ante la sombría situación en Siria tampoco dijeron cómo trabajarán juntos ambos países para terminar un conflicto por el que han muerto más de 250 mil personas y ha llevado a una ola de refugiados.
A pesar de la gran oposición de Obama a que Asad siga en el poder, Estados Unidos no ha podido impulsar un proceso político para retirarlo de la presidencia. Rusia ha sido por años un obstáculo importante, al proteger a Asad de las sanciones de la ONU y entregarle armas al gobierno sirio.
De hecho en las últimas semanas, Rusia ha aumentado su apoyo a Asad con el envío de equipo militar adicional y efectivos bajo la justificación de que esto ayuda al gobierno a combatir al EI.
El refuerzo militar ha dejado perplejas a las autoridades estadounidenses que pasaron los últimos meses con la esperanza de que la paciencia de Rusia con Asad se terminara y que pudieran comenzar las negociaciones políticas.
Aunque Putin no mencionó directamente a Estados Unidos, criticó los esfuerzos para armar a los rebeldes "moderados" en Siria pues argumentó que los combatientes respaldados por occidente se han unido después al EI.
Estados Unidos no puede presumir mucho de sus esfuerzos para construir una fuerza siria moderada que pudiera combatir efectivamente a los extremistas. Un programa de 500 millones de dólares del Pentágono para entrenar y equipar más de 5 mil combatientes ha logrado tener éxito solo con algunos.