El Ministerio de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes británico creará un equipo de expertos locales que "examinará, documentará y estabilizará los emplazamientos afectados" en Irak e iniciará el proceso de reconstrucción de las antigüedades que hayan quedado dañadas por la guerra y el terrorismo.
El Museo Británico jugará un papel clave en un programa que durará cinco años y prevé establecer nuevas relaciones de colaboración con museos e instituciones culturales de la región.
"Las civilizaciones explican su historia a través del arte. Ese es el motivo por el que hay quien se empeña en destruirlo", afirmó el ministro de Cultura, John Whittingdale.
El avance de los yihadistas en Irak y Siria les ha permitido saquear cientos de enclaves arqueológicos, que han sido destruidos o bien saqueados para vender sus joyas en el mercado negro.
La antigua ciudad siria de Palmira, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980 y conquistada por los terroristas en mayo, ha comenzado a ser destruida, hasta el punto de que las autoridades han alertado de que el yacimiento podría desaparecer por completo en unos meses.
"Eliminar los lugares y los objetos que han ayudado a los pueblos a compartir su sentido de la historia y su identidad mina la cohesión social y hace que la reconciliación sea más difícil", sostuvo Whittingdale.
El director del Museo Británico, Neil MacGregor, señaló, por su parte, que el programa para colaborar con arqueólogos locales en Irak "marcará una diferencia real en el registro y la protección del patrimonio cultural que actualmente está en peligro".