El primer avión cubría la ruta 65 de Air France, de Los Ángeles al aeropuerto internacional Charles de Gaulle de París, y fue desviado al de Salt Lake City, en Utah, indicó la aerolínea en un comunicado. Aproximadamente a la misma hora, el vuelo 55 salido del aeropuerto de Dulles, a las afueras de Washington, fue redirigido a Halifax, en la costa este de Canadá, según las autoridades.
Todos los pasajeros salieron de las aeronaves sin problemas y fueron trasladados a las terminales.
Tras una investigación, las autoridades no encontraron una amenaza creíble en el vuelo en Utah, según un comunicado del FBI difundido el martes por la noche.
Los pasajeros de ese avión embarcaban de nuevo en torno a las 11:30 de la noche, hora local, indicó la portavoz del aeropuerto Bianca Shreeve.
Keith Rosso, de Santa Mónica, California, y que viajaba en el vuelo deLos Ángeles con su prometida, dijo que "todo salió bien, todo iba genial, todo iba perfectamente" durante las dos primeras horas de vuelo, y de pronto la situación cambia.
"Los auxiliares de vuelo vinieron rápidamente y recogieron los platos, entonces hubo un anuncio de que íbamos a aterrizar de emergencia y que los auxiliares de vuelo estaban entrenados precisamente para situaciones como ésta", dijo Rosso a Associated Press por teléfono desde el aeropuerto de Salt Lake City.
Un agente del FBI entrevistó a los pasajeros tras el aterrizaje, señaló.
En Halifax, la policía montada de Canadá dirigía la investigación.
A bordo de ese avión viajaban 262 personas, dijo el agente de la policía montada Mark Skinner. El vuelo también recibió una amenaza anónima de la que no se dieron más detalles.
"Recibimos un aviso de amenaza de bomba y respondimos", dijo Skinner.
La policía dio el visto bueno a la aeronave tras revisarla, indicó el portavoz del aeropuerto Peter Spurway, Los pasajeros pasarían por la aduana canadiense, recogerían su equipaje y serían alojados en hoteles para pasar l noche.
"Air France tomará una decisión sobre cuándo partirán", dijo el portavoz.
Las amenazas se produjeron después de los atentados de la semana pasada en París, en los que murieron 129 personas y que aumentaron las preocupaciones de seguridad en todo el mundo.