En una conversación por internet, Ibrahim señaló que los más afortunados compran arroz con el dinero que les mandan sus familiares desde el exterior en los puestos de control gubernamentales que hay en las afueras de Madaya, cercada desde julio de este año y situada a las afueras de Damasco.
Según este activista, el kilogramo de arroz puede alcanzar los 200 dólares en esos puntos y la leche en polvo es casi un bien de lujo por el que se pagan unos 400 dólares.
Dentro de la población, los civiles aguantan lo mejor que pueden las bajas temperaturas invernales, ya que no hay combustible para alimentar las estufas y los vecinos tratan de calentarse quemando las maderas que encuentran.
Por fortuna, “agua sí que hay porque la ciudad está cubierta de nieve“, dijo el activista.
Las medicinas también escasean en Madaya, donde tan solo queda un hospital de campaña “con muy poco instrumental y recursos“, apuntó la fuente.
Ibrahim aseguró que unas 39 personas han fallecido en la localidad desde el inicio del asedio, “veinte de hambre y las otras intentando salir del cerco.”
El Gobierno sirio aprobó hoy la entrada de ayuda humanitaria de la ONU a Madaya, donde hay unas 42.000 personas atrapadas que corren el riesgo de morir de hambre, anunció el organismo internacional.
Por su parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció en un comunicado la situación en esa localidad, situada al noroeste de la capital siria y próxima a la frontera con el Líbano.
MSF subrayó que desde el último reparto de comida el pasado 18 de octubre el cerco se ha estrechado en Madaya, donde, según la ONG, unas 23 personas han muerto de hambre, seis de ellas bebés de menos de un año, en el centro sanitario que recibe apoyo de esta organización desde el pasado 1 de diciembre.
En la nota, MSF instó a la entrega inmediata de medicinas y la evacuación urgente de los enfermos.
La ONG Save the Children también se sumó hoy a los llamamientos de ayuda para Madaya y advirtió de que “más menores morirán en los próximos días y semanas a menos que sea repartida de inmediato en la ciudad asistencia vital como medicinas, carburantes y comida.”
En un comunicado, este grupo elevó a 31 el número de fallecidos en esa población por malnutrición en diciembre, de acuerdo a las informaciones de trabajadores humanitarios sobre el terreno.
Además, destacó que la escasez ha ocasionado un importante aumento de los precios de alimentos básicos, como el arroz, el azúcar y el bulgur (grano de trigo partido), que han alcanzado “niveles astronómicos.”
Puso como ejemplo que el kilogramo de bulgur cuesta 280 dólares y recordó que la gente también lucha por sobrevivir a las bajas temperaturas sin electricidad y sin combustible.