El texto, con fecha del 6 de enero y dirigido al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, plantea distintas opciones para responder a la crisis que se registra en Burundi desde que el presidente, Pierre Nkurunziza, decidió el año pasado buscar un tercer mandato, algo prohibido por la Constitución.
Al menos 400 personas han sido asesinadas desde abril, aunque se calcula que la cifra real de fallecidos es mucho mayor, y más de 220.000 se han visto obligadas a abandonar el país, en medio de temores de un nuevo conflicto étnico.
"Un verdadero peor escenario posible resultaría en una escala de violencia más allá de la capacidad de las Naciones Unidas para proteger", señala el documento, elaborado por los servicios de mantenimiento de la paz de la ONU.
En él, se describen tres posibles escenarios, desde un mantenimiento de los actuales niveles de violencia a una guerra étnica, pasando por una escalada del conflicto pero sin llegar tan lejos.
En caso de que las peores posibilidades se hagan reales, la ONU advierte que tendría muchos problemas para responder si no hay cooperación del Gobierno del país.
"El mantenimiento de paz de Naciones Unidas está limitado en su capacidad para actuar ante una violencia significativa contra los civiles, incluso si esa violencia llega a genocidio, donde no dispone de un marco político y el consentimiento estratégico del país anfitrión y/o las partes principales del conflicto", señala el texto.
En diciembre, la Unión Africana (UA) autorizó el envío de una fuerza de paz de 5.000 soldados y policías al país para actuar ante la escalada de violencia, una opción que ha sido rechazada frontalmente por el Gobierno burundés.
Nkurunziza, de hecho, advirtió incluso que "luchará" contra esas tropas en caso de que entren en territorio nacional.