El atentado tuvo lugar en el barrio de Jalan Thamrin, una céntrica zona de la capital donde se encuentran varios hoteles y restaurantes frecuentados por extranjeros, las oficinas de la ONU y en las cercanías del palacio presidencial.
El asalto comenzó a media mañana, con una primera deflagración delante de un local de la cadena Starbucks, cerca de un puesto de policía, que dio inicio a un intenso tiroteo seguido por otra explosión.
El intercambio de disparos continuó en un cine situado en el centro comercial Sarinah, donde se atrincheraron varios atacantes hasta que murieron a manos de la Policía horas más tarde.
Tres de los atacantes murieron en el tiroteo, mientras que los otros dos lo hicieron al detonar la bomba que llevaban en la motocicleta con la que se lanzaron contra el puesto de la policía, indicó el jefe policial, Tito Karnavian.
Karnavian explicó que en la acción murieron dos civiles, entre ellos un extranjero, del que no se ha confirmado la nacionalidad, mientras que se registraron 20 heridos, incluidos cinco agentes.
Desde Ginebra, la ONU informó de que un trabajador holandés del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que ofrece apoyo al Gobierno indonesio para combatir los incendios forestales, resultó "gravemente herido".
Indonesia permanecía en alerta por riesgo de un posible ataque contra las autoridades y en lugares frecuentados por extranjeros.
Después de que durante toda la jornada las autoridades evitaran especular sobre la autoría del atentado, a última hora de la tarde Karnavian confirmó que la responsabilidad del EI en el ataque.
El agente explicó que la acción fue sido orquestada por Bahrun Naim, un indonesio detenido y encarcelado en varias ocasiones al que las autoridades del país asiático sitúan en Siria, donde estaría combatiendo con el EI.
"Bahrun Naim quiere establecer el EI y quiere ser su líder en el Sudeste de Asia", dijo Karnavian en rueda de prensa.
Antes, el subjefe de la Policía, Budi Gunawan, explicó que las sospechas se centran en un grupo con base en Solo, en el centro de la isla de Java.
"Sabemos que el grupo ha dado su apoyo al EI y que ha mantenido contactos en Siria durante algún tiempo", dijo Gunawan.
El responsable añadió que la Policía tuvo conocimiento en diciembre de que este grupo planeaba atentar durante la celebración del Fin de Año, en la que amenazó con un "gran concierto de bombas", pero que el fuerte despliegue de seguridad impidió que este se llevara a cabo.
El presidente indonesio, Joko Widodo, condenó el ataque y pidió que se evitara especular con la pertenencia a grupos extremistas de los responsables hasta que termine la investigación policial, en unas declaraciones que hizo mientras visitaba Java Occidental.
"Estamos afligidos por las personas muertas en este incidente pero condenamos este acto que ha alterado la seguridad y la paz, y ha causado terror entre nuestra gente", dijo en declaraciones recogidas por Metro TV.
"Nuestra nación y nuestra gente no deben tener miedo, no seremos derrotados por estos actos de terror", añadió el mandatario que regresó a Yakarta y por la tarde visitó la zona del atentado.
A raíz del atentado, Singapur y Malasia elevaron el nivel de alerta por amenaza terrorista, y reforzaron la seguridad en espacios públicos y en los puestos fronterizos para prevenir una posible infiltración de terroristas.
El país con más musulmanes del mundo, donde un 88 por ciento de sus 250 millones de habitantes profesa esta religión, Indonesia sufrió entre 2000 y 2009 varios atentados perpetrados por la Yemma Islamiya, considerado el brazo de Al Qaeda en el Sudeste Asiático.
El ataque de mayor envergadura ocurrió en 2002 en la isla de Bali, cuando la explosión coordinada de varias bombas en una discoteca de la turística localidad de Kuta causó 202 muertos, en su mayoría visitantes australianos.
El último atentado registrado en Yakarta ocurrió 2009 cuando dos suicidas se inmolaron en los hoteles Marriot y Ritz-Carlton causando otros siete muertos y 50 heridos.
Condena EEUU atentados
Estados Unidos condenó los atentados perpetrados en Yakarta, la capital de Indonesia, que dejaron un saldo de siete muertos, incluidos cinco de los atacantes, y al menos 19 heridos.
“Nos mantenemos firmes con el pueblo indonesio en contra del terrorismo y las ideologías extremistas que dan lugar a la violencia terrorista”, señaló John Kirby, portavoz del Departamento de Estado en un comunicado.
Kirby envió las condolencias del gobierno estadunidense a los familiares de las víctimas de las explosiones registradas en la capital indonesia, así como deseos de pronta recuperación a los heridos.
El titular del Departamento de Estado, John Kerry, se sumó este jueves desde Londres a la condena internacional por los atentados en Indonesia y recordó los esfuerzos de la alianza global para eliminar “a aquellos que eligen el terror”.
Uno de los ataques, reinvidicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), se produjo afuera de un centro comercial en una zona donde se encuentra el palacio presidencial, hoteles de lujo, embajadas y numerosas oficinas.
Otra de las explosiones se produjo en un puesto de policía, cercano a la zona comercial de Yakarta, mientras otras detonaciones se registraron poco después en diferentes puntos de la ciudad, entre ellos, una cafetería
EI se declara responsable
Partidarios del Estado Islámico han circulado una atribución de responsabilidad por los ataques suicidas en Indonesia similar a los mensajes previos del grupó extremista.
La atribución apareció en Twitter el jueves por la noche. El SITE Intelligence Group con sede en Estados Unidos dijo que circuló también entre grupos partidarios del EI en la app de mensajes Telegram.
Los jefes de la diplomacia saudí y estadounidense reunidos en Londres en medio de las tensiones entre el reino e Irán, condenaron el ataque en Yakarta.
El ministro del Exterior saudí Adel Al-Jubeir dijo que el ataque "debe fortalecer nuestra decisión de colaborar eficazmente para combatir el azote del terrorismo".
En sentido similar de pronunció el secretario de Estado John Kerry.
En Filipinas, el ejército activó una "alerta intensificada" tras los ataques en el país vecino de Indonesia, aunque agregó que no se han monitoreado amenazas terroristas específicas.
La policía también aumentó la seguridad en estaciones de tren, terminales de autobús, aeropuertos y centros comerciales, y solicitó una vigilancia pública.
El gobierno de Filipinas condenó los ataques. "Apoyamos con solidaridad a nuestros hermanos y hermanas de Indonesia en este momento de tragedia", dijo el Departamento de Asuntos Extranjeros.