ley estatal.
Al igual que muchos de los que estudian o trabajan en esa universidad en Austin, el presidente Greg Fenves se opone a la admisión de armas en el campus que alberga a casi 50 mil alumnos. Bajo la ley estatal de armas ocultas previa, las universidades de Texas habían sido zonas libres de ellas, pero la legislatura dominada por republicanos aprobó el año pasado obligar a las universidades públicas a que les permitieran a los poseedores de licencias que pudieran llevar sus armas al campus a partir del 1 de agosto.
"No creo que un campus universitario sea un lugar para tener armas, por lo que esta decisión ha sido el mayor desafío de mi presidencia hasta la fecha", comentó Fenves al anunciar su decisión de apegarse a las reglas por recomendación de un grupo de estudio en el campus en diciembre pasado.
Los defensores de los derechos de portación de armas insisten en que el derecho a tenerlas en el campus está amparado por la Segunda Enmienda constitucional y lo definen como una medida vital de defensa personal.
Sin embargo, la llamada "portación en el campus" ha encontrado una fuerte resistencia por parte de estudiantes, maestros y personal, incluido el canciller del sistema de la Universidad de Texas, William McRaven, ex jefe del Comando Especial de Operaciones que dirigió la misión en la que Osama Bin Laden fue muerto.
"La presencia de armas en una institución de educación superior es opuesta a nuestra misión de educación e investigación, que está basada en el análisis, la libertad de expresión y debate", escribió Fenves en una carta a McRaven.
A las escuelas privadas se les permite mantener la prohibición de ingresar con armas, y Fenves recalcó que la mayoría han optado por hacerlo, incluidas Baylor, Rice, la Metodista del Sur y la Universidad Cristiana de Texas, las universidades privadas más grandes e influyentes del estado.
Los legisladores estatales le permitieron a las universidades públicas conformar algunas zonas libres de armas, siempre y cuando no ocupen todo el campus.