General de la Unión (AGU) de Brasil, José Eduardo Cardozo.
Un juez de Brasilia pidió la anulación cautelar del nombramiento de Lula como ministro, pero el Gobierno anunció que presentó un recurso.
Lula “está con un impedimento en el ejercicio de los actos, pero está investido”, señaló Cardozo durante una rueda de prensa en Brasilia
El abogado del Estado y exministro de Justicia declaró que el ministerio de la Presidencia “no está vacante” y precisó que solo “hubo una suspensión de los efectos de la investidura del cargo”.
Opositores sostienen que Lula no puede ser nombrado ministro al estar bajo investigación en diversos procesos y haber sido acusado formalmente de delitos de enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y falsificación de documentos.
La condición de ministro le garantiza un fuero privilegiado y supone que las causas en su contra salgan de la órbita de la Justicia común y pasen a la Corte Suprema.
En ese sentido, Cardozo no explicó si tras la decisión judicial que pidió la suspensión de su cargo Lula continúa aforado o no, aunque recalcó que esa cuestión no “preocupa al Gobierno”.
El exministro reiteró que Lula fue nombrado titular de la cartera de la Presidencia “para colaborar con el país” y no para que consiguiera el foro privilegiado, un estatus con el que cuentan los ministros y que evita que sean juzgados por un tribunal común.
Cardozo insistió en que la designación de Lula como ministro se dio dentro de los marcos de la ley y cuestionó la “imparcialidad” del magistrado que anuló de manera cautelar el nombramiento del ex jefe de Estado.
El magistrado Itagiba Catta Preta Neto, del Tribunal Federal de Brasilia, sugirió que Rousseff podría haber cometido un delito y argumentó que si Lula asume el cargo de ministro tendrá poder para realizar una “intervención indebida y odiosa” en la Policía, la Fiscalía y el poder Judicial.
“Creo en la legalidad del acto y es la posición que la Abogacía General de la Unión defenderá”, añadió Cardozo.
El abogado del Estado también arremetió contra la decisión del juez Sergio Moro de publicar unas escuchas telefónicas grabadas a Lula.
Una de las conversaciones generó la sospecha que de que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, designó a Lula ministro para demorar el proceso jurídico contra el expresidente, que tomó posesión de su cargo en un clima de protestas en las calles.
El jurista afirmó que el diálogo fue malinterpretado y señaló que el juez Moro, responsable por las investigaciones del caso de corrupción en Petrobras, no tenía competencia para autorizar la grabación de un jefe de Estado.
“Es una cuestión de Estado, no pueden quebrar el sigilo de un presidente sin autorización del Supremo Tribunal Federal”, dijo.
Y agregó: “Las comunicaciones de la presidenta de República son cuestión de seguridad nacional”.