La CIDH condenó a la vez la masacre en un bar gay en Orlando, Florida, que dejó 50 muertos, incluyendo el atacante, y llamó a las autoridades a adoptar medidas necesarias para superar el prejuicio y la discriminación prevalentes contra personas lesbianas, gay, bisexuales y trans (LGBT).
Empero consideró que el fácil acceso a armas de fuego y el gran número de estas en manos de particulares, son factores conducentes a ambientes violentos, por lo que resaltó la importancia de celebrar procesos de verificación de antecedentes y exámenes sicológicos entre potenciales compradores.
Consideró que una medida que podría contribuir a estos esfuerzos seria restringir sólo a las fuerzas de seguridad la venta de armas de asalto, tales como el rifle tipo AR-15, que fue utilizado por el perpetrador del ataque en Orlando, dada su naturaleza letal.
Aunque encomió las acciones ejecutivas anunciadas por el presidente Barack Obama en enero pasado en respuesta a la masacre de San Bernardino, hizo notar la persistencia de “algunos vacíos en las leyes del país sobre armas”.
“La CIDH insta a Estados Unidos, incluyendo a todas las ramas del poder, a adoptar medidas efectivas para reducir de manera sustancial la violencia relacionada con las armas de fuego, y a prevenir la ocurrencia de tiroteos masivos”, indicó el organismo hemisférico en un comunicado.
Se estima que existen más de 300 millones de armas de fuego en circulación en Estados Unidos, debido a leyes laxas que permiten a civiles la adquisición de armas.
De acuerdo con cifras oficiales, cada año más de 33 mil personas mueren en Estados Unidos producto de la violencia armada, de las cuales más de 21 mil ocurren a raíz de suicidios, unas 11 mil por homicidios dolosos y el resto por muertes accidentales.
La Ley Brady, adoptada en 1994, impone un plazo de espera de cinco días antes que un proveedor, comerciante o exportador pueda vender un arma de fuego, para determinar si el comprador no tiene impedimentos por razones criminales o mentales, el requisito no aplica en los casos de ferias o mercado ambulantes.
En 2004, el entonces presidente George W. Bush dejó expirar la Prohibición de Armas de Asalto que había sido promulgada 10 años antes por el presidente Bill Clinton y que convirtió en ilegal la manufactura de armas de estilo militar en Estados Unidos.