Un coche bomba estalló este jueves junto a una comisaría policial en la ciudad de Elazig cuando los agentes llegaban a sus trabajos, causando tres muertos y 217 heridos, entre ellos 85 policías y 60 civiles, informó el primer ministro turco, Binali Yildirim.
Por lo menos 72 de los heridos han sido dados de alta, mientras que 14 permanecen en estado crítico, por lo que la cifra de víctimas mortales podría elevarse, advirtió Yildirim, citado por el diario turco Hürriyet.
Yildirim, quien juró que el terror no se adueñará de Turquía, canceló sus actividades en Ankara para trasladarse a Elaziq, acompañado del ministro del Interior, Efkan Ala; el ministro de Defensa, Fikri Isik y el ministro de Salud, Recep Akdag.
Poco antes, otras tres personas murieron y 73 más resultaron heridas por la explosión de un carro bomba frente a una comisaría de la policía en la ciudad de Van, en el este de Turquía, cerca de la frontera con Irán, según la agencia estatal de noticias Anadolu.
El vicegobernador de Van, Mehmet Parlak, dijo que 38 de los heridos eran civiles, mientras que dos eran agentes de policía.
En ninguno de los dos ataques ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad, aunque las autoridades creen que el PKK está detrás, pues en los últimos meses ha cometido numerosos atentados contra cuarteles policiacos.
El sureste de Turquía, con mayoría de población kurda, ha sido escenario de diversos ataques y enfrentamientos desde que quedó roto en julio de 2015 el alto al fuego acordado por el gobierno con el PKK.
Desde la ruptura del cese al fuego, más de 600 agentes de policía, militares y miembros de fuerzas auxiliares han muerto en combates con los guerrilleros del PKK, que se alzó en armas contra el Estado turco en 1984.
El PKK, considerado un grupo terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), emprendió en 1984 una lucha armada en demanda de más autonomía para los más de 12 millones de kurdos que viven en el país.