En una declaración a la prensa luego de una reunión de su Consejo de ministros, Renzi anunció la entrega de una primera ayuda de 50 millones de euros (56 millones de dólares), para paliar los efectos causados por el sismo, con un saldo provisional de 250 fallecidos.
El temblor devastó además el poblado montañoso de Amatrice, la "zona cero" del siniestro, y en el que una tercera parte de sus viviendas fueron destruidas y más de 180 personas quedaron sepultadas por los escombros.
El jefe de gobierno italiano afirmó sentirse "conmocionado" por la tragedia ocurrida en la madrugada del martes al miércoles, a las 03:36 de la madrugada (01:36 horas GMT), cuando un sismo de 6.2 grados en la escala de Ritcher azotó una zona montañosa ubicada a unos cien kilómetros de Roma.
Renzi anunció asimismo que Italia demostró que está entre los mejores países del mundo para atender una emergencia, y que a partir de ahora será impuesta una cultura de prevención de este tipo de tragedias, que según los expertos podría haber evitado muertes en el reciente temblor.
"No basta con demostrar que se está en la vanguardia de la emergencia", subrayó Matteo Renzi.