Los grupos de derechos dicen que han muerto más de 500 personas en protestas en la región de Oromiya desde el año pasado, cuando la molestia por un plan de desarrollo para la capital generó manifestaciones antigubernamentales más amplias contra sus políticas y abusos de los derechos humanos. El Gobierno afirma que estas cifras están infladas.
"Se ha declarado el estado de emergencia porque la situación representa una amenaza contra la gente del país", dijo Hailemariam en la televisión estatal. "Ha sido destruida infraestructura vital, negocios, centros de salud y educación, además de oficinas gubernamentales y tribunales", señaló.
También reiteró promesas previas de que implantará reformas y planes para reunirse con la oposición. El estado de emergencia está en vigor desde el 8 de octubre.
La violencia en Oromiya, la región más grande y poblada de Etiopía, que rodea a la capital Adís Abeba, y en menor medida en la provincia de Amhara, ha ensombrecido a una nación donde una iniciativa industrial liderada por el estado ha creado una de las economías de más rápido crecimiento en África.
Sin embargo, el Gobierno se enfrenta a una creciente crítica internacional y de la oposición popular por su enfoque autoritario del desarrollo.
Los disturbios incluyeron también ataques contra empresas, muchas de ellas de propiedad extranjera, incluidas granjas que cultivan flores para su exportación.
El pasado domingo murieron al menos 55 personas en una estampida en Oromiya, provocada cuando la policía usó gases lacrimógenos y disparó al aire para dispersar las protestas antigubernamentales en un festival religioso.