El inesperado anuncio de Moscú -un alto el fuego estaba previsto solamente el jueves- se produce tras varias semanas de duras críticas de los países occidentales contra la brutalidad de los bombardeos del ejército de Bashar Assad, apoyado por la fuerza aérea rusa, contra la segunda ciudad siria.
Esta decisión obedece "simplemente a un gesto de buena voluntad de los militares rusos" y no está "de ninguna manera" vinculada con esas críticas de países occidentales, aseguró el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
"Proseguir los esfuerzos de Rusia en la lucha contra los terroristas" y "desbloquear la situación en Alepo" es lo que ha provocado esta decisión, añadió.
Poco antes, en una reunión del Estado mayor divulgada por la televisión rusa, el ministro de Defensa Serguei Shoigu anunció que las fuerzas aéreas rusas y sirias habían dejado de bombardear Alepo este martes.
Para explicar esta "suspensión temporal" de los bombardeos aéreos, el ministro ruso dijo que ello era "necesario para la puesta en marcha de la tregua humanitaria" con el objetivo de que los civiles puedan ser evacuados de los barrios rebeldes.
Esta tregua humanitaria "permitirá la salida totalmente segura, vía seis corredores humanitarios, de civiles y la evacuación de enfermos y heridos de la parte este de Alepo", controlada por los insurgentes.
"En el momento en que empiece esta tregua humanitaria, las tropas sirias se retirarán a una distancia suficiente para que los combatientes puedan dejar sus armas" a través de dos corredores especiales, entre ellas la carretera del Castello, prosiguió el ministro ruso.
Rusia pide en efecto a los occidentales, en especial a Estados Unidos, que convenzan a los rebeldes moderados de que se disocien de los yihadistas del Frente Fateh Al Sham, ex Frente Al Nosra (antigua rama siria de Al Qaida).
Según Serguei Shoigu, el cese ya desde este martes de los bombardeos aéreos ayudará al éxito de las conversaciones centradas "sobre la separación de la oposición moderada y los terroristas en Alepo" que deben iniciarse el miércoles en Ginebra.
Desde el 22 de septiembre pasado, las fuerzas sirias y su aliado ruso someten a los barrios rebeldes del este de Alepo y a sus casi 250 mil habitantes a una lluvia de bombardeos aéreos. Más de 430 personas han muerto desde entonces, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Rusia había anunciado el lunes que los ejércitos ruso y sirio suspenderían "sus bombardeos y cualquier otro disparo" el jueves en Alepo.
La UE calificó este anuncio de "paso positivo" y la ONU también saludó la iniciativa aunque advirtió que "se necesita una pausa más prolongada para poder ingresar la ayuda".
El lunes por la noche, el embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, anunció que Arabia Saudita, Qatar y Turquía aceptaban participar en las negociaciones con estadunidenses y rusos para intentar separar y disociar a la oposición moderada de los extremistas activos, todo ello con el propósito de facilitar una tregua.
Según Shoigu, responsables rusos ya están Ginebra para participar en estas conversaciones.
La guerra de Siria ha dejado 300 mil muertos desde que comenzó en marzo de 2011 tras la sangrienta represión de las manifestaciones prodemocracia llevada a cabo por el régimen. Millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares durante los casi cinco años de guerra.