Estos 8 millones suponen alrededor del 5 % del total de la fuerza laboral en el país, y la mayoría se encuentran empleados en el sector de la agricultura (26 %) y la construcción (15 %).
La cifra máxima, apuntó el reporte, que se basa en datos del Gobierno estadounidense, se alcanzó en 2009, con 8,3 millones.
Por estados, ocho han registrado declives notables en su número de trabajadores inmigrantes indocumentados: Alabama, California, Georgia, Illinois, Kansas, Nevada, Carolina del Sur y Rhode Island.
Mientras que en otros siete se ha incrementado: Luisiana, Minesota, Nueva Jersey, Pensilvania, Utah, Virginia y Washington.
La tendencia se ha mantenido sin apenas cambios en los últimos siete años, después de registrar un significativo aumento en la década de 1990 y la primera década del siglo.
En las últimas dos décadas se ha pasado de 3,6 millones de inmigrantes indocumentados en 1995, a los 5,6 millones en 2000, y los 7,3 millones en 2005.
El auge coincide con el alza de la inmigración a EE.UU., que ha remitido de manera acentuada desde 2009 ante la mala situación económica del país tras la crisis.
El Gobierno estadounidense cifra en 11,1 millones el número de inmigrantes indocumentados, que representan el 26 % del total de 43,6 millones de residentes nacidos en el extranjero y el 13,6 % de los cerca de 320 millones de habitantes.