De acuerdo con el Servicio de Protección Civil, el cuerpo de un hombre fue recuperado de entre las ruinas de un edificio caído en el pueblo de Castel Castagna, en la provincia de Teramo.
En el vecino pueblo de Castiglione Messer Raimondo, en la misma provincia, fueron salvados con vida, aunque en estado de hipotermia, una mujer y un niño, quienes estaban sepultados en una casa derrumbada.
Otro hombre sepultado por una avalancha de nieve provocada por uno de los sismos estaba desaparecido en la localidad de Ortolano, mientras en Amatrice, destruido por el temblor del 24 de agosto pasado, se derrumbó el último campanario que quedaba en pie de la iglesia de San Agostino.
El principal problema era, sin embargo, la gran cantidad de nieve caída en los últimos días en el área, que dificultaba las labores de socorro y en algunas localidades alcanzaba los dos metros de altura.
“Diversas zonas afectadas están aisladas, todo se hace más difícil por la escasa viabilidad”, declaró el jefe de la Protección Civil, Fabrizio Curcio, quien llamó a la población a no moverse de sus casas.
Según los socorristas, cientos de cabezas de ganado bovino, ovino y caprino, así como caballos y otros animales de granja podrían morir atrapados en la nieve, por lo que se intentaba llegar a los pueblos más aislados.
Decenas de réplicas continuaban tras los cuatro temblores más fuertes, superiores a los 5.0 grados Richter, registrados entre las 10:23 y las 14:30 horas locales con epicentro a menos de 10 kilómetros de profundidad entre las ciudades de L'Aquila, Rieti y Teramo.
Se trata de la misma zona donde no ha dejado de temblar desde el 24 de agosto pasado, cuando un sismo de 5.9 grados Richter causó la muerte de 299 personas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, desde ese día se han registrado más de 40 mil sismos, el mayor de los cuales, de 6.5 grados Richter, tuvo lugar el 30 de octubre pasado, y destruyó varios pueblos sin causar víctimas.