La primera ministra británica Theresa May pidió unidad a su pueblo al iniciar una salida de la UE, que tildó de irreversible y que pondrá a prueba las costuras europeas y británicas.
“Ha llegado el momento de unirnos y trabajar juntos para lograr el mejor acuerdo posible”, afirmó en un discurso en el Parlamento, minutos después de que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, recibiera en Bruselas la carta británica que notifica formalmente la salida.
“Es un momento histórico sin vuelta atrás”, sentenció May.
“Deberíamos comprometernos entre nosotros de manera constructiva y respetuosa, en un espíritu de cooperación sincera”, comentó la primera ministra.
En su carta a Tusk, May aludió en once ocasiones a los intereses compartidos en “seguridad” y a la aportación británica en este campo, vislumbrándose como una de las cartas de Londres en las negociaciones.
Se refirió, dos veces, a las “obligaciones” de Londres “como estado miembro saliente”, asumiendo las demandas de Bruselas de que deberá pagar una “cuenta por el Brexit”, posiblemente del orden de 60,000 millones de euros, para cubrir los compromisos pendientes antes de que Reino Unido se vaya.
Al término de dos años de negociaciones, en marzo del 2019, la UE habrá perdido a un miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y potencia nuclear, y habrá ganado, a su pesar, un ejemplo que otros sentirán la tentación de seguir.
A su vez, el Reino Unido podría perder a Escocia e Irlanda del Norte si el descontento de ambas con el Brexit acaba en independencia.
Farage feliz en un pub
El referéndum del 23 de junio del 2016, 52% contra 48% a favor del Brexit, dejó heridas por cicatrizar en la sociedad británica, y este miércoles coincidieron muestras de alegría y de auténtico pesar.
Nigel Farage, el antiguo líder del partido antieuropeo UKIP, se fue a tomar cervezas a un pub de Londres, congratulándose por irse “primero” de una UE moribunda, mientras que un hombre le gritaba que era “una desgracia”.
Ante el Parlamento británico, una pequeña manifestación protestaba contra el Brexit. “El Titanic navega hacia aguas Brexit. Será un viaje tranquilo, sin obstáculos”, bromeó uno de sus organizadores, Graham Fawcett.
Abdul Choudhury, un inmigrante bangladesí de 49 años, que trabaja en un puesto de sándwiches de Edimburgo, se congratuló porque hay que controlar la inmigración, “como en Australia o Nueva Zelanda, donde sólo se permite venir a vivir y a trabajar a gente capacitada”.
En cambio, para el enfermero español Joan Pons, era un día lúgubre: “nunca podré llamar de nuevo ‘mi casa’ a este país. Es una casa rota, y me parte el corazón”, escribió en Twitter.
La misma división reinaba en los medios. Mientras el Daily Mail hablaba de “¡Libertad!”, The Guardian advertía sobre un “salto a lo desconocido”.
En un mensaje en Twitter, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo: “Tras nueve meses, Gran Bretaña ha cumplido”. El funcionario acompañó la publicación con una foto de Barrow entregándole la carta delante de banderas británicas y comunitarias en Bruselas.
“No hay razón para fingir que éste es un día feliz”, señaló Tusk más tarde en un discurso, en el que hizo hincapié en que la prioridad ahora es minimizar los costos para los ciudadanos europeos y los países miembros.
Quienes sí encontraron motivos para estar contentos son el grupo conformado por 52% de los que votaron por salir de la UE.
“En mi opinión, este es el momento más importante en la historia británica moderna”, manifestó Brendan Chilton, secretario general del grupo Brexit Labour Leave. “Finalmente, estamos iniciando el proceso por el que salimos de la Unión Europea, restauramos nuestro Parlamento y volvemos a ser una nación soberana”.
“La guerra falsa se ha terminado”, dijo Joe Carberry, codirector del grupo de presión proeuropeo Open Britain, agregando que el país decidió que saldría de la UE pero “el tema de cómo saldremos y los controles y equilibrios democráticos a lo largo del proceso de negociación sigue sin resolver”.
Para Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Ejecutiva de la UE, la marcha de Gran Bretaña es “un fracaso y una tragedia”.
Vendrán dos años de complejas negociaciones entre la Unión Europea y Gran Bretaña, pero lo que ocurrió ayer no tiene antecedente alguno.