"El peligro en el terreno se incrementará si entramos en otro ciclo de oración del viernes sin una resolución a la crisis actual", advirtió.
Israel instaló detectores de metales en las entradas del complejo, que alberga la mezquita Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, después de que dos policías de ese país murieran en un ataque el pasado 14 de julio.
Los palestinos interpretaron esta medida como un movimiento de Israel para reforzar su control sobre el lugar, y cinco palestinos murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad el fin de semana.
Egipto, Francia y Suecia solicitaron esta reunión mientras el enviado del presidente estadounidense Donald Trump, Jason Greenblatt, llegaba a Israel para participar en las conversaciones con miras a disminuir la tensión en el lugar.
Mladenov dijo que exhortó a los miembros del Consejo a utilizar su influencia con Israel y los palestinos y urgirlos a detener la escalada de la violencia y asegurar el acceso a los fieles.
Aunque la violencia tiene lugar "en unos doscientos metros cuadrados... posee el potencial de desatar catastróficas consecuencias más allá de las paredes de la ciudad vieja, mucho más allá de Israel y Palestina, más allá incluso de Oriente Medio", advirtió.
El embajador de Israel Danny Danon dijo a los reporteros que el primer ministro Benjamin Netanyahu estaba trabajando para calmar la situación, pero al mismo tiempo afirmó que "haremos lo que sea necesario para garantizar la seguridad".
El embajador palestino Riyad Mansour acusó a Israel de "colocar obstáculos a los fieles", y dijo que el Consejo debe exigir que los detectores de metales y las cámaras sean eliminadas "completamente y sin condiciones". El Consejo se reunirá otra vez el martes para su rutinario debate mensual sobre el conflicto entre Israel y los palestinos, que tendrá como centro los últimos acontecimientos.