Con base en el análisis de cifras del gobierno de Estados Unidos, el Centro de Investigación anotó que las poblaciones migrantes tanto de México como del llamado Triángulo Norte de Centroamérica habían estado aumentando desde la década de 1970.
“Pero el crecimiento de la población en Estados Unidos nacida en México declinó o se estancó desde 2007, alimentada por un descenso en los inmigrantes indocumentados y un incremento en la población inmigrante legal”, señaló.
A raíz de la caída de los flujos desde México, la población inmigrante no autorizada de Estados Unidos llegó a su punto más alto en 2007 y cayó en los siguientes dos años, antes de nivelarse en 2009 por el incremento de llegadas de migrantes del Triángulo Norte.
Los 12 millones de migrantes mexicanos que vivían en Estados Unidos sobrepasaban por mucho a aquellos del Triángulo Norte, pero las tres naciones de América Central han crecido en significancia como fuente de migrantes hacia Estados Unidos.
En 2015, por ejemplo, El Salvador ocupaba el lugar número cinco como país fuente de migrantes, con un total de 1.4 millones de inmigrantes en Estados Unidos.
Durante este mismo periodo, Guatemala pasó de lugar 11 al 10, con 980 mil inmigrantes en Estados Unidos, en tanto que Honduras pasó del 17 al 15 con 630 mil inmigrantes en 2015.
El estudio añadió que dos terceras partes de los mexicanos americanos nacieron en Estados Unidos y el nacimiento de hijos de residentes legales son el principal contribuyente al crecimiento de ese grupo demográfico.
Las cifras muestran que, a pesar del reciente repunte de llegadas, la mayor parte de inmigrantes del Triángulo Norte han vivido en Estados Unidos durante al menos una década.
De la misma forma, sus hogares tienen más probabilidades que otros inmigrantes de incluir a niños menores de edad. Y como grupo su nivel educativo y su manejo del inglés están por debajo del promedio de inmigrantes en Estados Unidos.
Un sondeo separado realizado por el propio centro Pew reveló que encontrar oportunidades económicas y huir de la violencia fueron las principales motivaciones de los centroamericanos para buscar emigrar hacia Estados Unidos.
De ello, los inmigrantes centroamericanos son más probables que otros migrantes latinos de atribuir su salida del país a conflictos o persecución.