Georg Ratzinger, también sacerdote y quien durante años fue director del coro de niños de la Catedral de Ratisbona, es cuatro años mayor que su hermano Joseph, que tiene 90 y vive su retiro papal en un convento ubicado dentro de los confines del Vaticano, la casa Mater Ecclesiae.
Debido a su estado de salud, el Papa emérito se ve obligado a "recurrir a la silla de ruedas" y "la inquietud más grande es que la parálisis pueda terminar llegando a su corazón y entonces todo podría terminar velozmente", precisó el religioso en declaraciones a la revista alemana Neue Post.
"Rezo cada día para pedirle a Dios la gracia de una buena muerte, en un buen momento, para mí y para mi hermano. Ambos tenemos este gran deseo", añadió.
Comentó que habla de manera cotidiana por teléfono con el Papa emérito y que, como siempre, tiene programado visitarlo en el Vaticano para su cumpleaños número 91, que será el 16 de abril próximo. "Pero es mucho tiempo, quién sabe lo que sucederá hasta entonces", acotó.
En días pasados, el mismo Benedicto XVI escribió una carta a un periodista italiano en la cual habló del "declive" de sus fuerzas físicas y que se sentía como un "peregrino hacia casa" en un "último tramo de camino", que en ocasiones resulta "un poco cansado".
La entrevista con el hermano del Papa emérito y las declaraciones del propio Ratzinger salen a la luz unos días después del quinto aniversario de su imprevista renuncia al pontificado, el 11 de febrero de 2013.
Según revelaron diversas fuentes vaticanas en los últimos días, el Papa emérito se encuentra lúcido, pero su estado físico acusa ya con evidencia su avanzada edad.