México y Portugal entregan en ONU Carta de Deberes y Obligaciones

ciudadanos que aspira a redefinir el papel y la responsabilidad de los individuos en el siglo XXI.

La Carta, que reconoce la importancia de que los individuos y otros actores cumplan sus deberes jurídicos, obligaciones éticas y exijan sus derechos, fue recibida por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y por el presidente de la Asamblea General, Miroslav Lajcak.

Inspirado en el discurso del portugués José Saramago al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1998, el texto fue presentado por los embajadores de México y Portugal ante la ONU; por Pilar del Río, presidenta de la Fundación Saramago, y por los mexicanos Sealtiel Alatriste y José Ramón Cossío.

"En este momento democrático los ciudadanos tenemos una nueva función y una nueva responsabilidad. Hablamos de una ética de la responsabilidad porque los ciudadanos somos tan únicos como importantes", dijo Del Río, de origen español.

En entrevista con Notimex, Del Río expresó que el documento -compuesto por 23 artículos- establece una simetría entre los derechos y los deberes del individuo en el siglo XXI, tanto con uno mismo, con los demás, con los animales y el medio ambiente.

Ante los embates contra las democracias liberales que surgen en el mundo, Del Río acotó que el documento tenía "una urgencia cuando Saramago lo propuso hace 20 años, pero ahora las urgencias se han multiplicado". La intención, señaló, es propiciar individuos proactivos, informados y responsables.

La Carta fue preparada con base en discusiones originadas en el seno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y luego extendidas al mundo. El proceso tomó cinco años y contó con las firmas de 15 activistas, filósofos, juristas y académicos notables.

"El punto central se encuentra en todo el articulado y se refiere a que personas, entes económicos y la sociedad civil en su conjunto tienen responsabilidad con la civilización para cumplir con todo aquello que nos pueda mejorar y para evitar lo que nos destruye", precisó el escritor Sealtiel Alatriste.

Alatriste aseguró que el paso siguiente es buscar el apoyo de ciudadanos de todo el mundo y sumar el respaldo de "grandes personalidades de incuestionable calidad académica e intelectual" para darle más fuerza y ampliar el número de países que acogerán la Carta.

"La idea sería presentar el documento a final de año de manera formal ante la ONU, y abrir el documento a discusión, aunque no a debate", declaró Alatriste. La intención en esta primera etapa es no modificar el texto actual.

Por su parte el jurista José Ramón Cossío subrayó que la Carta aspira a complementar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada en 1948, luego de que el andamiaje jurídico existente pareciera insuficiente para que los individuos ejerzan todas sus prerrogativas.

"¿El Estado es el único satisfactor de todos los derechos de los seres humanos o nosotros como seres humanos debemos consagrar cierta forma de convivencia para efectos de poder protegernos entre nosotros y generar una convivencia aún más sana?", cuestionó Cossío.

De acuerdo con el jurista, la Carta propone una "nueva concepción del individuo", alejada de la noción de que el Estado es la única entidad responsable de garantizar y otorgar derechos. Añadió que muchos de los males actuales provienen de la propia sociedad.

Resaltó en ese sentido que las corporaciones multinacionales deberían también sujetarse a estos compromisos, a fin de subrayar la responsabilidad que tienen más allá de sus obligaciones legales con los ciudadanos, la democracia, el medio ambiente y los animales.

Para los ciudadanos, por ejemplo, se incluye la obligación de estar informados, en la medida de lo posible, y de no difundir rumores o noticias falsas.

"Me parece que la Carta puede incidir enormemente en el modo de pensar las acciones individuales en beneficio de uno mismo y del beneficio colectivo y de la especie", aseveró Cossío.

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