impactos climáticos negativos, en particular en países de África austral y Medio Oriente, que requieren de manera urgente ayuda humanitaria.
Un total de 31 países de África, siete en Asia y Haití en el Caribe demandan ayuda alimentaria externa, reveló el informe Perspectivas de cosechas y situación alimentaria difundido hoy jueves por la FAO.
El organismo hizo ver que los conflictos prolongados, los fenómenos meteorológicos extremos y el desplazamiento constituyen enormes obstáculos al acceso a los alimentos de millones de personas vulnerables.
Añadió que los conflictos civiles y el desplazamiento de la población son los principales motores de la inseguridad alimentaria en África oriental y el Cercano Oriente.
Las condiciones de tiempo seco hicieron caer la producción de cereales en África austral.
El informe resaltó que los conflictos civiles, y los fenómenos meteorológicos extremos, han tenido un alto impacto en la seguridad alimentaria de poblaciones vulnerables en la República Centroafricana, Nigeria, Sudán del Sur, Siria y Yemen, entre otras naciones.
En el caso de Yemen por ejemplo y como consecuencia del conflicto armado en curso, se estima que 17.8 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y requieren ayuda humanitaria urgente, un aumento del 5.0 por ciento con respecto a 2017.
En la República Centroafricana, se estima que casi dos millones de personas (43 por ciento de la población total), necesitan ayuda alimentaria urgente.
Esto como consecuencia de la guerra civil, varios años consecutivos de producción agrícola reducida y el funcionamiento deficiente de los mercados, en particular para la población desplazada, las familias de acogida y repatriados, más los enfrentamientos violentos y tensiones intercomunales.
El pronóstico más reciente de la FAO sobre la producción mundial de cereales en 2018 se sitúa en dos mil 587 millones de toneladas, el mínimo en los tres últimos años y un 2.4 por ciento menos que el nivel récord de 2017.
Añade que las condiciones climáticas secas en América del Sur han hecho caer la producción de cereales en 2018 desde el récord del año pasado, en especial del maíz.
En América Central y el Caribe, las lluvias desfavorables afectaron igualmente a la producción de maíz de este año, con excepción de México.