En un comunicado emitido el miércoles, la familia de Rumsfeld dijo que “estaba rodeado por su familia en su querido Taos, Nuevo México”.
El presidente George W. Bush, en cuya presidencia fungió Rumsfeld como jefe del Pentágono, elogió su “constante servicio como secretario de Defensa en tiempos de guerra; una labor que desempeñó con fuerza, talento y honor”.
Rumsfeld, considerado por excolegas como inteligente y combativo, patriota y políticamente astuto, tuvo una sobresaliente carrera en el gobierno bajo cuatro presidentes, y de casi un cuarto de siglo en el sector privado.
Después de retirarse en 2008, dirigió la Fundación Rumsfeld para promover el servicio público y trabajar con organizaciones benéficas que ofrecen servicios y apoyo a familias de militares y veteranos heridos.
“Rummy”, como con frecuencia lo llamaban, era ambicioso, ocurrente, enérgico, simpático y capaz de una gran calidez personal. Pero irritaba a muchos con su estilo beligerante. Rumsfeld, luchador consumado en la universidad, disfrutaba de la pelea verbal y la enalteció a una forma de arte; una de sus armas favoritas era un humor mordaz.
Aun así, desarrolló una red de partidarios que admiraban su ética laboral, inteligencia e impaciencia con todos los que no compartían su sentido de urgencia.
Rumsfeld es la única persona en haber sido dos veces jefe del Pentágono. La primera vez, de 1975 a 1977, fue el más joven en la historia. La siguiente, de 2001 a 2006, el más viejo.
Participó brevemente en la contienda por la nominación republicana a la presidencia en 1988, un gran fracaso que alguna vez describió como aleccionador para alguien acostumbrado al éxito en los niveles más altos del gobierno, incluidos periodos en la Casa Blanca como jefe de despacho, embajador de Estados Unidos y miembro del Congreso.