El artesunate hasta ahora era utilizado en el tratamiento de casos graves de malaria, el imatinib en algunos tipos de cáncer, y el infliximab para la artritis reumatoide y enfermedades que atacan el sistema inmunológico, señaló la OMS en un comunicado.
Los tres productos han sido donados por sus fabricantes y fueron seleccionados por un panel independiente de expertos, "dado su potencial a la hora de reducir el riesgo de fallecimiento en pacientes de COVID-19", señaló la organización con sede en Ginebra.
Con ellos se inicia la segunda fase de ensayos Solidarity, que en su primera etapa no logró resultados positivos tras probar en pacientes cuatro tratamientos: la hidroxicloroquina (creada inicialmente contra la malaria), el antiviral remdesivir, el interferón o los antirretrovirales lopinavir y ritonavir.
La OMS concluyó a finales del pasado año que ninguno de esos cuatro tratamientos lograba reducciones importantes en la duración de las hospitalizaciones, los fallecimientos por COVID-19 o el número de personas que requerían ventilación.
En contraste con el rápido desarrollo de las vacunas anticovid, con más de una decena ya en uso globalmente, la OMS reconoce por ahora sólo dos tratamientos como efectivos para los casos graves de COVID-19: la dexametasona, un corticoesteroide, y la utilización de antagonistas de interleucina-6.
Mientras el primero es de fácil acceso en todo el mundo, por el bajo precio de la dexametasona, la interleucina-6 es un tratamiento de alto coste que la propia OMS advirtió que no estaría al alcance de la mayoría de los pacientes en países en desarrollo.
Los ensayos Solidarity (Solidarity PLUS en esta nueva fase) involucrarán a miles de investigadores en 600 hospitales de 52 países, 16 más que en la primera fase de pruebas, anunció la OMS.