Benedicto XVI, en la Basílica de San Pedro. Desde Roma informa Bernd Riegert.
"Para mí y mi familia fue siempre como un padre”, dice la joven italiana Astia, a la salida de la Basílica de San Pedro. Ver por última vez al fallecido Benedicto XVI era importante para ella. "Fue un momento interesante y emotivo”, señala.
Benedicto XVI no yace en un ataúd, sino sobre cojines, con atuendos litúrgicos y una mitra blanca. Entre sus manos en cruz tiene un rosario. No lleva los famosos zapatos rojos que gustaba de usar durante su pontificado, sino unos sencillos zapatos negros.
- Dolientes y turistas -
Miles de personas han acudido a despedirse del Papa emérito. Entre los primeros que llegaron al Vaticano se contó el presidente italiano, Sergio Matarella, y la nueva primera ministra, Georgia Meloni. También estuvo presente Georg Gänswein, su amigo y estrecho colaborador, que fue su secretario privado y lo acompañó también en los últimos años en el convento de los jardines vaticanos.
Desde la mañana de este lunes no ha cesado el flujo de personas que dan su adiós a Benedicto XVI. Algunos rezan, otros tratan de sacar alguna foto con su celular. "Bueno, muchas de las personas que están en la iglesia son turistas y no necesariamente creyentes y admiradoras del Papa”, comenta David Kelly, venido de Francia. Naturalmente también hay grupos de turistas que estaban casualmente en esta fecha en Roma y habrían visitado de todas formas la Basílica de San Pedro, y que ahora son testigos de esta despedida histórica. Por primera vez en siglos, un Papa en funciones, Francisco, dará sepultura a un pontífice fallecido. El entierro tendrá lugar el jueves.
"Maravillosamente conservador"
"Estoy realmente feliz de encontrarme casualmente aquí”, dice la estadounidense Denise Morise, que está de vacaciones en Roma. Cuenta que su padre veneraba a Benedicto, porque era tan maravillosamente conservador. Piensa que la Iglesia seguirá desarrollándose. "Para nosotros, los miembros de esta Iglesia, siempre seguirá siendo importante", afirma.
No por casualidad, sino expresamente para dar su adiós a Benedicto, viajó a Roma un polaco, que no quiso dar su nombre. El creyente católico dice sentirse muy triste. "Era muy tradicional. Nosotros, en Polonia, apreciamos esa forma tradicional de Iglesia y Religión”, explica.
En efecto, el profesor de teología Joseph Ratzinger prosiguió como Papa en la línea de su antecesor polaco, Juan Pablo II. Durante décadas fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el segundo cargo más importante del Vaticano en lo que concierne a la doctrina católica.
Ante las puertas de la basílica de San Pedro, la gente hace fila. Hay que tener paciencia, hasta dos horas pueden tardarse en entrar. Hay bastante gente en la plaza de San Pedro, pero no está abarrotada como cuando murió Juan Pablo II. Benedicto, a quien muchos creyentes italianos consideraban un intelectual, era menos popular que su antecesor y que el actual Papa, Francisco.
- Se quiere evitar la imagen de un funeral de Estado -
El entierro será más bien sencillo tratándose de un Papa. Así lo deseó el propio Benedicto. Fue él quien escogió también el lugar en que será sepultado. En la plaza de San Pedro, Francisco oficiará una misa en memoria de su predecesor. Acto seguido, Benedicto XVI será puesto en un sarcófago y sepultado en una cripta de la catedral de San Pedro.
En las criptas están sepultados cerca de 90 Papas. Solo habrá delegaciones oficiales de su patria, Alemania, y de Italia. El departamento de protocolo del Vaticano ha comunicado que no se quiere dar la impresión de un funeral de Estado, pese a que Benedicto fue jefe del Estado del Vaticano. Eso sí, se espera que acudan numerosos peregrinos de su terruño bávaro, entre ellos, el primer ministro de Baviera.