enfrentados de nuevo sobre la consideración que la futura normativa comunitaria debe otorgar al hidrógeno producido a partir de electricidad atómica, el llamado “hidrógeno rosa”.
Se trata de una batalla política que ha salido a relucir en cada debate legislativo comunitario en los últimos tiempos, desde la llamada “taxonomía verde” para las inversiones financieras hasta la estrategia para la futura industria sin CO2.
Y la cuestión atómica se ha cruzado ahora con la futura normativa sobre el mercado del gas, que busca abrir hueco al hidrógeno dentro del sistema, y con la revisión de la Directiva de Energías Renovables.
Los ministros de Energía de los Veintisiete aprobaron hoy su posición conjunta del “paquete de gas” sobre el futuro marco legislativo de la energía gaseosa en la UE, que pretende adaptar al biogás, el biometano o el hidrógeno la normativa europea, actualmente centrada en el gas fósil, pero que no menciona el “hidrógeno rosa”.
Se busca, en concreto, estipular cuánto hidrógeno se puede mezclar con gas fósil y se darán facilidades a los consumidores para cambiar de proveedor “fácilmente” y elegir entre “gases renovables y bajos en carbono en lugar de combustibles fósiles”, entre otros puntos.
Pero Francia, que lidera un bloque pronuclear de trece Estados miembros de la UE donde están Polonia o Chequia, ha vinculado ese paquete a la negociación de otra directiva dedicada específicamente a las energías renovables.
“No nos podemos permitir el lujo de prescindir del hidrógeno bajo en carbono” para alcanzar los objetivos climáticos y “mantener la competitividad de las empresas” de la UE, trasladó a sus homólogos la ministra francesa para la Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher.
Como el texto acordado sobre el gas no menciona el “hidrógeno rosa”, París pretende que la energía nuclear compute en los nuevos objetivos de generación renovable para los países, ya que emite menos CO2 que las energías fósiles.
Otro bloque de siete países, donde están Alemania, España, Austria, Portugal o Dinamarca, entiende que la energía nuclear no es en absoluto renovable y sostiene que no tiene cabida en la legislación específica para esas fuentes limpias de generación.
Por su parte, la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, se mostró partidaria de “mantener el compromiso de que solo las renovables entren en la directiva red”.
Mañana, miércoles, el Consejo y el Parlamento Europeo tienen previsto negociar la revisión de los objetivos de renovables.
El objetivo de elevar la proporción de renovables en el consumo final de energía, que actualmente está fijado en el 32 % en 2030 y que se pretende llevar hasta el 40 o el 45 %, con objetivos concretos para cada país y con especial atención a sectores como el transporte o los edificios.
Y ahí el hidrógeno nuclear volverá centrar parte de la atención. Los embajadores de los Estados miembros ante la UE analizarán una propuesta que les hará la presidencia sueca del Consejo para intentar alcanzar un compromiso que satisfaga al bloque pronuclear y al antinuclear, que luego deberá también aceptar el Parlamento en la negociación final sobre renovables.