por el disparo de un policía, han provocado una oleada de cancelaciones de conciertos y de reservas de hotel, mientras el Gobierno ha recortado ciertos servicios de transporte público.
En una reunión extraordinaria, el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, ha decidido extender hoy a todo el país la restricción de circulación de autobuses y tranvías, que no podrán funcionar a partir de las 21:00 horas (19:00 GMT) hasta la mañana siguiente, hasta nueva orden.
También se ha prohibido temporalmente la venta de morteros para el lanzamiento de fuegos artificiales, bidones de gasolina, ácidos y otros productos inflamables y químicos.
El principal sindicato patronal de la hostelería y la restauración (UMIH) ha alertado en un comunicado de que se ha detectado una oleada de anulaciones en las reservas hoteleras en reacción a los altercados.
Francia ha vivido una tercera noche consecutiva de graves desórdenes en numerosas partes del territorio, con un saldo de al menos 250 agentes heridos, 875 arrestos -un tercio menores-; 492 edificios públicos atacados y 2 mil vehículos incendiados.
Para evitar este tipo de episodios, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, ha anunciado hoy mismo el despliegue de blindados de la Gendarmería, sin cifrar cuántos.
El fallecimiento de Nahel, quien será enterrado mañana en la ciudad de Nanterre -donde residía y donde falleció-, ha conmocionado a buena parte del país y ha suscitado la enérgica condena de la izquierda y de movimientos sociales por considerarlo un acto de racismo (era de ascendencia argelina).
El Ejecutivo, quien también ha repudiado la muerte del joven, ha pedido que se anulen los grandes actos culturales y festivos en el país.
Los megaconciertos de la cantante francófona Mylène Farmer programados en el Estadio de Francia esta noche y mañana no se celebrarán. Otro gran acontecimiento musical, el festival FNAC Live París, correrá la misma suerte.
También se han aplazado o anulado las tradiciones fiestas de verano de las escuelas francesas (Kermesses) en la populosa región de París. En Marsella, las autoridades han prohibido cualquier tipo de manifestación reivindicativa en el centro de la ciudad esta noche.
El Gobierno francés quiere evitar a toda costa que se repitan con la muerte de Nahel los actos vandálicos que dieron la vuelta a medio mundo de finales de 2005, cuando una oleada de violencia estalló después de que dos adolescentes que huían de la policía perdiesen la vida electrocutados en la periferia parisina.
El presidente francés, Emmanuel Macron, que ha descartado de momento decretar el estado de emergencia, ha considerado "injustificables" los actos violentos y ha pedido a los padres "responsabilidad" para que sus hijos no participen en los disturbios.
Macron ha justificado ese llamamiento haciendo notar que un tercio de las personas detenidas en los tumultos son menores de edad. En paralelo, ha instado a las plataformas que gestionan las redes sociales que asumen su parte de responsabilidad y ayuden a identificar a los organizadores de altercados o a los que hacen apología de la violencia.
En ese sentido, el ministro del Interior y el de Transición Digital y Telecomunicaciones, Jean-Noël Barrot, han convocado esta misma tarde a los representantes de Twitter, Snapchat y TikTok, entre otras redes.