un nuevo ataque contra la base militar de Ain al Asad, que alberga personal estadounidense en el oeste de Irak, el mismo día en que se realizaba una inesperada visita a Bagdad del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, de gira por Medio Oriente.
Esta amalgama de milicias iraquíes respaldadas por Irán dijo en un comunicado que la noche del domingo atacó la base de Ain al Asad con "cuatro granadas de mortero que alcanzaron su objetivo" y que, posteriormente, "los combatientes se retiraron de forma segura". Hasta el momento, se desconoce si el ataque provocó daños o muertes entre las fuerzas estadounidenses.
Este nuevo incidente tuvo lugar durante la visita sorpresa de Blinken a Bagdad, desde donde calificó como "totalmente inaceptables" este tipo de acciones. "Los ataques y amenazas de las milicias alineadas con Irán son totalmente inaceptables y tomaremos cualquier paso necesario para proteger a nuestra gente", dijo el jefe de la diplomacia estadounidense en una rueda de prensa desde Bagdad, donde se reunió con el primer ministro iraquí, Mohamed Shia al Sudani.
::: Estados Unidos no quiere conflicto :::
La visita de Blinken a Bagdad no había sido anunciada, por razones de seguridad. En su comparecencia ante los medios, el funcionario estadounidense aseguró que su país "no busca un conflicto con Irán", pero no se quedará de brazos cruzados mientras sus tropas son atacadas. Washington acusa a Teherán de estar implicado de forma indirecta en estos ataques, que también apuntaron contra tropas estadounidenses en la vecina Siria.
Según cifras del Pentágono entregadas el viernes, entre el 17 de octubre y el 3 de noviembre se produjeron unos 17 ataques en Irak y 12 en Siria contra intereses estadounidenses. Cerca de 2.500 soldados de ese país están desplegados en Irak con el fin de asesorar a sus homólogos iraquíes en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico.
El primer ministro iraquí, por su parte, condenó los ataques y aseguró que se abrieron "investigaciones" al respecto.