superando a Catar y Australia en las exportaciones del hidrocarburo, muestran los datos de seguimiento de los buques cisterna recopilados por London Stock Exchange Group.
Los volúmenes exportados por el país norteamericano alcanzaron récords mensuales y anuales en diciembre, llegando a 8,6 millones de toneladas. Mientras que los envíos de todo el año desde EE.UU. ascendieron a 88,9 millones de toneladas, lo que representa un aumento del 14,7 % en comparación con 2022, recoge Reuters.
Catar fue el mayor exportador de GNL en 2022 y Australia el segundo, según datos del Gobierno estadounidense. Los volúmenes de exportación del país árabe experimentaron una caída del 1,9 % por primera vez desde 2016, lo que en la actualidad lo convierte en el tercer mayor proveedor de GNL después de Australia y EE.UU.
Europa siguió siendo el principal destino de las exportaciones estadounidenses de gas natural licuado en diciembre, con más del 61 % de los envíos. En noviembre, el 68 % de los suministros totales estadounidenses tuvieron como destino el viejo continente.
"La producción récord de EE.UU. fue impulsada por dos factores", explicó el director de investigación global de gas y GNL de la consultora Rapidan Energy Group, Alex Munton, señalando la puesta en completo servicio de la terminal Freeport LNG —que estuvo fuera de servicio durante varios meses en 2022 a causa de un incendio— y la producción durante todo el año en la instalación Calcasieu Pass de la empresa Venture Global LNG.
Las exportaciones estadounidenses aumentaron tras la caída en los flujos de gas por gasoducto desde Rusia, que hasta 2022 era el principal proveedor de hidrocarburos para la Unión Europea.
Pese al impulso de las autoridades comunitarias para deshacerse de la energía rusa, la UE incrementó en 2023 las importaciones de GNL ruso.
En noviembre pasado, el periódico Financial Times puso al descubierto que la Unión Europea revende a otras regiones del mundo más de una quinta parte del GNL que importa desde Rusia.
Ese mismo mes, un estudio elaborado por el profesor Robert Howarth, de la Universidad de Cornell (EE.UU.), reveló que el GNL, particularmente el producido por el país norteamericano, resulta ser más dañino para el medioambiente que la quema de carbón.