a estafar por Internet en todo el mundo. El Equipo de Investigación de DW viajó a la frontera con Myanmar para buscar a quienes están detrás de las estafas en línea.
Judah Tana, que ayuda a quienes quieren fugarse, se acerca rápidamente en un jeep y las víctimas se suben al coche. "Por fin", suspira aliviado Lucas, mientras cae exhausto en el asiento trasero. Lucas, un hombre fornido de África Occidental, y los demás, llevan doce meses atrapados por traficantes de personas en una fábrica de estafas cibernéticas en Myanmar.
Aquí, en el sudeste asiático, miles de personas son víctimas de trata y llevadas a lugares clandestinos, donde se ven obligadas a estafar dinero por Internet a incautos en Europa, Estados Unidos y China.
Los estafadores son también víctimas de la delincuencia organizada
Aaron, que ahora está sentado junto a Lucas en el coche, procede del sur de África. Poco después de terminar sus estudios, fue contratado por una empresa de TI con sede en Tailandia. "Siempre había soñado con trabajar en el extranjero", dice más tarde. Sigue muy afectado, tiene que hacer largas pausas una y otra vez.
El supuesto empleador le envió un billete de avión a Bangkok y le recogió en el aeropuerto. "Nos llevó a mí y a otros dos hombres a un coche. Se suponía que el viaje era a un hotel". Pero nunca llegó allí. En su lugar, él y sus compañeros viajaron hacia el norte, al Moei, el río fronterizo entre Tailandia y Myanmar. Una vez allí, tomaron una barca y llegaron a una zona rodeada de altos muros y alambre de púa al otro lado: la fábrica de estafas "KK Park".
KK Park: famosa "fábrica" de fraudes de Myanmar
KK Park se encuentra en el sureste de Myanmar, en el estado de Karen, una región donde los insurgentes del pueblo Karen llevan décadas luchando por la independencia. Esta conflictiva región es terreno abonado para las actividades delictivas. KK Park es sólo una de las al menos 10 "fábricas" de fraude de la zona. Lo que ocurre tras sus muros a menudo permanece oculto. Las imágenes por satélite muestran que los primeros edificios de KK Park se construyeron en 2020. Desde entonces, la urbanización se ha multiplicado por cuatro.
Hemos visto filmaciones e imágenes exclusivas del interior del campo y hemos hablado con varias víctimas que fueron retenidas aquí.
Miles de personas, principalmente de Asia y África, viven y trabajan en KK Park. Soldados armados vigilan las entradas. Hay cámaras de vigilancia por todas partes. Antiguos reclusos nos han identificado las insignias de los uniformes de los guardias. Son las insignias de las tropas de la guardia fronteriza del ejército birmano, cuyos soldados, al parecer, permanecen en KK Park y lo vigilan.